Los descendientes de Set se alejan del plan
divino, 2 de febrero
“Y a Set también le nació un
hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el
nombre de Jehová”. Génesis 4:26. CT 41.1
Luego de la translación de Enoc
al cielo, los hijos de los hombres que estaban en contra de la adoración a Dios
se alejaron de los hijos del Señor. Hubo entonces dos partidos en el mundo y
siempre los habrá. Los adoradores del Señor se llamaban a sí mismos los hijos
de Dios. Los descendientes de Set poblaron las montañas y establecieron sus
hogares lejos de los hijos de Caín. En las montañas buscaron refugio y
protección de la influencia pecaminosa y de la idolatría que reinaba entre los
descendientes de Caín. Pero cuando cesaron las exhortaciones y la influencia de
Enoc, abandonaron las montañas y comenzaron a asociarse con el linaje de Caín. CT 41.2
En este aspecto desearía
impresionar vuestras mentes diciendo que hay dos grupos: los que se manifiestan
como fieles centinelas de Dios y los que se oponen a él. Dios ha establecido
una prueba para cada alma que habita sobre la faz de la tierra. Siempre ha
habido testigos fieles de Dios, quienes representan la justicia divina, y
también han estado los que se oponen al Señor y son representantes del gobierno
de Satanás. Es privilegio de quienes atestiguan la presencia de estos dos
grupos elegir con que grupo se unirán... CT 41.3
Los descendientes de Set
pudieron haber preservado su integridad delante del Señor siendo una influencia
salvadora para el mundo de los tiempos de Noé; mas por el contrario, comenzaron
a trabar lazos con la corrupción universal que prevalecía en los valles. CT 41.4
Los devotos seguidores de Caín
despreciaron todas las ofrendas sacrificiales que representaban al Cordero de
Dios que habría de quitar los pecados del mundo... En esta actitud vemos a los
dos grupos claramente discernibles en aquella edad infestada de corrupción.
Pero no todo era corrupción, ni todo era fidelidad... CT 41.5
La ley de Dios fue pisoteada
por los devotos de Caín que eran idólatras, pues adoraban a la criatura antes
que al Creador. Los descendientes de Set reconocieron el poder, el gobierno y el
derecho soberano del Dios viviente. El Señor había soportado la perversidad e
iniquidad de esa raza longeva hasta que dijo que ya no la soportaría más.
Entonces, envió sus ángeles a Noé y le comunicó cuál sería su propósito en
relación con los habitantes del mundo antiguo. Y aquel pregonero de justicia
[Noé] trasmitió el mensaje a los habitantes que ciento veinte años serían el
fin de su tiempo de gracia.—Manuscrito 86, 1886. CT 41.6
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