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Mostrando entradas de julio 26, 2022

Reflejemos a Jesús

“Tenemos... la palabra profética más segura”, 26 de julio https://ift.tt/wBioHKv Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas. 2 Pedro 1:16. El apóstol estaba bien preparado para hablar de los propósitos de Dios con respecto a la raza humana; porque durante el ministerio terrenal de Cristo había visto y oído muchas cosas relativas al reino celestial. “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas—recordó a los creyentes—, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo”. 2 Pedro 1:16-18. Por muy convincente que fuera esta evidencia de la certidumbre de la esperanza de los creyentes, ha

Recibiréis Poder

Colportores dotados para testificar, 26 de julio https://ift.tt/Fy14Ts9 Sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas. Hechos 20:19, 20. Por la luz que Dios me ha dado, descansa mucha responsabilidad sobre los colportores. Ellos deberían salir a su trabajo preparados para explicar las Escrituras, y no deberían decir o hacer nada que ate sus manos. Si ellos ponen su confianza en el Señor mientras viajan de un lugar a otro, los ángeles de Dios los rodearán; pondrán en sus labios palabras que traigan luz, esperanza y valor a muchas personas. Si no fuera por la obra de los colportores, muchos nunca oirían la verdad. De todos los dones que Dios ha dado al hombre, ninguno es más noble ni de una bendición mayor que el don del habla, si es santificado por el Espíritu Santo. Con la lengua convencemos y persuadimos; con ella o

Nuestra Elevada Vocacion

“Santos, siempre más santos”, 26 de julio https://ift.tt/3FcIWo4 Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación. 1 Tesalonicenses 4:3. Nuestra santificación es el objeto que Dios busca en todo su trato con nosotros. Nos ha elegido desde la eternidad para que fuéramos santos. Cristo se dió a sí mismo para lograr nuestra redención, para que mediante la fe en su poder para salvar del pecado pudiéramos ser hechos completos en él. Como cristianos hemos prometido cumplir la responsabilidad que nos ha encomendado, y mostrar al mundo que estamos en una estrecha relación con Dios. Así Cristo puede ser representado y honrado mediante las buenas palabras y las obras de sus discípulos. Dios espera de nosotros una perfecta obediencia a su ley. Esta ley es el eco de su voz que nos dice: Santos, sí, siempre más santos. Desead la plenitud de la gracia de Cristo, sí, anhelad—sentid hambre y sed—la justicia. La promesa es: “Y os hartaréis”. Que vuestro corazón se llene del anhelo de su justicia. .

La Maravillosa Gracia de Dios

El pecado que Dios no puede perdonar, 26 de julio https://ift.tt/G6JAPN3 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. Mateo 12:31. Cualquiera que sea el pecado, si el alma se arrepiente y cree, la culpa queda lavada en la sangre de Cristo; pero el que rechaza la obra del Espíritu Santo se coloca donde el arrepentimiento y la fe no pueden alcanzarle. Es por el Espíritu Santo como obra Dios en el corazón; cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por el cual Dios puede comunicarse con ellos. Cuando se rechaza finalmente al Espíritu, no hay nada más que Dios pueda hacer para el alma... No es Dios quien ciega los ojos de los hombres y endurece su corazón. El les manda luz para corregir sus errores, y conducirlos por sendas seguras; es por el rechazamiento de esta luz como los ojos se ciegan y el corazón se endurece. Con frecuencia, esto se r

La Fe por la Cual Vivo

El fin se acerca, 27 de julio https://ift.tt/XWgRlwp Redimiendo el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:16. “En la mañana del 23 de octubre de 1879, a eso de las dos, el Espíritu del Señor descansó sobre mí, y contemplé escenas del juicio venidero.... “Parecía haber llegado el gran día de la ejecución del juicio de Dios. Diez mil veces diez millares estaban congregados delante de un gran trono, sobre el cual estaba sentado un personaje de majestuosa apariencia. Delante de él había varios libros y sobre las tapas de cada uno de ellos estaba escrito en letras de oro semejantes a llamas de fuego ‘El libro mayor del cielo.’ Uno de estos libros, que contenía los nombres de los que aseveran creer en la verdad, fue abierto entonces.... A medida que se nombraba una tras otra a estas personas, y se mencionaban sus buenas acciones, sus rostros se iluminaban con un gozo santo que se reflejaba en toda dirección.... “Se abrió otro libro en el cual estaban anotados los pecados de los que pr

Hijos e Hijas de Dios

Dar al pecado el nombre que le corresponde, 26 de julio https://ift.tt/mYhwrlA Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras. Josué 7:19. La historia de Acán nos enseña la solemne lección de que por el pecado de un hombre el dasagrado de Dios puede descansar sobre un pueblo o una nación, hasta que se descubre y castiga la transgresión. El pecado es corruptor por naturaleza. Un hombre infectado por esta lepra mortal puede comunicar la mancha a miles... Muchos no se atreven a condenar la iniquidad, no sea que debido a ello sacrifiquen su puesto o su popularidad. Y algunos consideran que no es caritativo reprender el pecado. El siervo de Dios... está bajo la solemne obligación de presentar la Palabra del Señor, sin temor o favoritismo. Debe dar al pecado el nombre que le corresponde... El amor a Dios nunca debe inducirnos a empequeñecer el pecado; nunca debe encubrir ni excusar un mal inc

Exaltad a Jesús

Cristo lo es todo para los que lo reciben, 26 de julio https://ift.tt/MdL5GFQ Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Juan 10:27. La transformación del carácter humano hace que el yugo de Cristo sea fácil y ligera su carga. Si así lo quieren, todos pueden llegar a ser uno con Cristo tanto en su obediencia como en su servicio. Ordenar es prerrogativa de Dios; es deber del hombre obedecer. No se hace ninguna imposición sobre el alma. El honor del deber es algo que el Hijo de Dios le confiere a la persona que es heredera del cielo. Deberá trabajar para Dios rindiéndole un servicio interesado, leal, gozoso, y honorable. En la obediencia de todos sus mandamientos se revela un espíritu de amor hacia Dios. Cristo vivió y trabajó en esa misma atmósfera de amor. Cada palabra, cada acción es una obra para Dios. Aquí se combinan la fe en Dios y la fe en el hombre. Cristo jamás hubiera dado su vida por la raza humana si no hubiera tenido fe en las almas por las cuales murió. Sabía

Alza tus Ojos

La obediencia es el precio, 26 de julio https://ift.tt/pzAKC7J Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas 10:27. La pregunta que el intérprete de la ley formuló a Cristo era de vital importancia. Los fariseos que lo habían incitado a hacer esta pregunta esperaban que el Señor Jesús la respondiera de tal manera que ellos encontraran algo en contra de El, algo por lo cual pudieran acusarlo y condenarlo ante el pueblo. El dominio propio de Cristo, la sabiduría y autoridad con la que hablaba era algo que no podían entender. Cuando el intérprete de la ley formuló esta pregunta, Cristo sabía que la sugerencia provenía de sus más acérrimos enemigos, los que estaban tendiendo una trampa para atraparlo en sus palabras. El Señor Jesús contestó la pregunta colocando la carga sobre el intérprete de la ley, de modo que respondiera su propia pregunta ante la multitud. “¿Qué está escrito en la ley?

A Fin de Conocerle

El huerto de Dios, 26 de julio https://ift.tt/hlcDFeC Porque toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. 1 Pedro 1:24, 25. Si nuestra mente está abierta a las impresiones del Espíritu de Dios, podemos aprender lecciones de las cosas sencillas y hermosas de la naturaleza. Me siento oprimida en las atestadas ciudades, en las que el ojo no puede ver otra cosa sino casas. Las flores son maestros constantes. Los arbustos y las flores se apoderan de los elementos de la tierra y el aire para producir hermosos retoños y flores para nuestra felicidad; pero son predicadores de Dios, y debemos considerar las lecciones que nos enseñan. Así es como Dios nos ha dado las preciosas promesas en su Palabra. Las Escrituras están abiertas para nosotros como el huerto de Dios, y sus promesas son flores fragantes que crecen en todo ese huerto. Dios nos llama especialmente la atención a l

Sabbath School

https://ift.tt/ZuAWmfR Comentarios Elena G.W Hay maldad en nuestro mundo, pero no todo el sufrimiento es el resultado de una conducta pervertida. Se nos presenta a Job claramente como un hombre a quien el Señor permitió que Satanás afligiera. El enemigo lo despojo de todo lo que poseía; se rompieron sus vínculos familiares; perdió a sus hijos. Durante un tiempo el cuerpo se le cubrió de llagas repugnantes, y sufrió muchísimo. Sus amigos vinieron para consolarlo, pero trataron de convencerlo de que era responsable de sus aflicciones por su proceder pecaminoso. Sin embargo, él se defendió y negó la acusación declarando: “Consoladores molestosos sois todos vosotros”. Al intentar hacerlo culpable delante de Dios y merecedor de su castigo, lo sometieron a una penosa prueba y describieron erróneamente el carácter de Dios. Con todo, Job no se apartó de su lealtad, y Dios recompensó a su fiel siervo (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1