Cómo causar profunda impresión, 2 de febrero
Entonces viendo el denuedo de
Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se
maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Hechos 4:13. CDCD 39.1
Cuando Cristo estuvo en la
tierra, no aconsejó a los pescadores que dejaran sus redes y barcas y que
fueran a los maestros judíos con el fin de obtener una preparación para el
ministerio evangélico. “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos
hermanos, Simón llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red er el
mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le
siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y
Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y
los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron”. Mateo 4:18-22. CDCD 39.2
Esta rápida obediencia, que no
hace preguntas, que no espera un salario, parece extraordinaria. Pero las
palabras de Cristo constituían una invitación que implicaba realmente todo lo
que él quería dar a entender. Sus palabras tenían una influencia impelente. No
contenían largas explicaciones, pero lo que decía tenía una fuerza decisiva... CDCD 39.3
Cristo haría instrumentos de
esos humildes pescadores, al relacionarlos consigo mismo, para lograr que los
hombres abandonaran el servicio de Satanás y, al hacer de ellos creyentes en
Cristo, les enseñaría todo lo concerniente al reino de Dios. Al hacer esta obra
llegarían a ser sus ministros, pescadores de hombres. Habrían de ser la
primicia de sus ministros... CDCD 39.4
Cristo eligió lo insensato del
mundo, a los que éste consideraba indoctos e ignorantes, para confundir a los
sabios. Los discípulos no conocían las tradiciones de los rabinos, pero con el
ejemplo de Cristo, su Maestro, obtuvieron una educación de primer orden, porque
tenían ante sí un Ejemplo divino. Cristo les fue presentando las verdades más
elevadas. CDCD 39.5
A los que Dios emplea en su
servicio, los prepara a su manera con el fin de que lo sirvan. Los que predican
a Cristo deben aprender de él diariamente, para comprender el misterio de
salvar y servir a las almas por las cuales él murió... Deben seguir su ejemplo
en todo, para compartir con otros su tierna compasión, y su decidida oposición
a toda obra mala.—Carta 53, del 2 de febrero de 1905, dirigida a
dos destacados obreros del recientemente fundado Sanatorio de Paradise Valley. CDCD 39.6
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