Obedecer a
Dios como lo hizo Cristo, 1 de febrero
Pues este es el amor de Dios,
que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 1 Juan 5:3. SSJ 38.1
Mediante su palabra y su
ejemplo práctico el Hijo unigénito del Dios infinito nos ha legado un modelo
sencillo que debemos copiar. Mediante sus palabras nos ha educado para que
obedezcamos a Dios, y mediante su propio ejemplo nos ha mostrado de qué modo le
podemos obedecer. Su deseo es que cada ser humano realice esta mismísima obra:
que obedezca a Dios inteligentemente, y que por precepto y ejemplo enseñe a
otros lo que deben hacer para transformarse en hijos obedientes de Dios. SSJ 38.2
Jesús ha hecho posible que todo
el mundo obtenga un conocimiento inteligente de su misión y obra divinas. Vino
para representar el carácter de su Padre ante el mundo, y a medida que
estudiamos la vida, las palabras y las obras de Jesucristo... recibimos ayuda
en la educación de la obediencia a Dios; y al imitar el ejemplo que nos ha
dado, nos transformamos en epístolas vivientes, conocidas y leídas por todos
los hombres. Nosotros somos los medios humanos vivientes llamados a representar
el carácter de Jesucristo ante el mundo. Cristo no sólo dio reglas explícitas
para demostrarnos de qué manera podemos llegar a ser hijos obedientes, sino que
con su propia vida y carácter ilustró exactamente cómo realizar aquello que es
correcto y aceptable ante Dios, de modo que no hubiera excusa para que no
hiciéramos lo que es agradable ante su vista. SSJ 38.3
Siempre debiéramos estar
agradecidos porque Jesús ha probado con hechos reales que podemos guardar los
mandamientos de Dios, desmintiendo con ello la falsedad satánica de que no
podemos guardarlos. El gran Maestro vino a nuestro mundo para ocupar su lugar a
la cabeza de la humanidad, para así elevar y santificar a la humanidad mediante
su obediencia santa a todos los requerimientos divinos, y demostrar... que es
posible obedecer todos los mandamientos de Dios. Así comprobó que es posible
gozar de una vida entera de obediencia. De la misma manera, él envía a seres
humanos al mundo, igual como el Padre envió al Hijo, para que ilustren la vida
de Cristo con su propia vida.—Exaltad a Jesús, 163. SSJ 38.4
Cristo redimió el desgraciado
fracaso de la caída de Adán, y fue vencedor, testificando así ante los mundos
no caídos y ante la humanidad caída que los seres humanos podían guardar los
mandamientos de Dios por medio del poder divino que el cielo les concedía.
Jesús, el Hijo de Dios, se humilló y soportó la tentación por nosotros, y
venció en favor de nosotros, para mostrarnos cómo podemos vencer. Así, con los
lazos más estrechos, vinculó sus intereses divinos con la humanidad...—Mensajes Selectos 3:154. SSJ 38.5
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