El señor
comienza de nuevo con Set, 1 de febrero
“Dios me ha sustituido otro
hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín... Adán... engendró un hijo a su
semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set”. Génesis 4:25; 5:3. CT 40.1
Adán tuvo otro hijo que debía
ser el heredero de la promesa divina, el heredero de la primogenitura
espiritual. El nombre dado a este hijo, Set, significa “señalado” o
“compensación;” pues, dijo la madre: “Dios me ha sustituido otra simiente en
lugar de Abel, a quien mató Caín”. CT 40.2
Set aventajaba en estatura a
Caín y Abel, y se parecía a su padre Adán más que sus otros hermanos. Tenía un
carácter digno, y seguía las huellas de Abel. Sin embargo, no habría heredado
más bondad natural que Caín. Acerca de la creación de Adán se dice: “A la
semejanza de Dios lo hizo” pero el hombre, después de la caída, “engendró un
hijo a su semejanza, conforme a su imagen”. CT 40.3
El sábado fue honrado por todos
los hijos de Adán que permanecieron leales a Dios. Pero Caín y sus
descendientes no respetaron el día en el cual Dios había reposado. Eligieron su
propio tiempo para el trabajo y el descanso, sin tomar en cuenta el mandamiento
expreso de Jehová. CT 40.4
Durante algún tiempo las dos
clases permanecieron separadas. Esparciéndose del lugar en que se establecieron
primeramente, los descendientes de Caín se dispersaron por todos los llanos y
valles donde habían habitado los hijos de Set; y éstos, para escapar a la
influencia contaminadora de aquéllos, se retiraron a las montañas, y allí
establecieron sus hogares... CT 40.5
Pero con el transcurso del
tiempo, se aventuraron poco a poco a mezclarse con los habitantes de los
valles. Esta asociación produjo los peores resultados. Vieron “los hijos de
Dios que las hijas de los hombres eran hermosas.” Atraídos por la hermosura de
las hijas de los descendientes de Caín, los hijos de Set desagradaron al Señor
aliándose con ellas en matrimonio. Muchos de los que adoraban a Dios fueron
inducidos a pecar mediante los halagos que ahora estaban constantemente ante ellos,
y perdieron su carácter peculiar y santo... CT 40.6
Adán vivió casi mil años entre
los hombres, como testigo de los resultados del pecado. Con toda fidelidad
trató de poner coto a la corriente del mal... Pero sólo unos pocos prestaron
atención a sus palabras. CT 40.7
Veía [Adán] cómo por doquiera
se esparcía la corrupción que iba a causar finalmente la destrucción del mundo
mediante un diluvio; y a pesar de que la sentencia de muerte pronunciada sobre
él por su Hacedor le había parecido terrible al principio, después de
presenciar durante casi mil años los resultados del pecado, Adán llegó a
considerar como una misericordia el que Dios pusiera fin a su vida de
sufrimiento y dolor.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 66-69. CT 40.8
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