Adán como
rey en el Edén, 1 de febrero
Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó... y... dijo: Fructificad y multiplicaos;
llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de
los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:27, 28. MGD 40.1
Adán fue coronado rey en el
Edén. A él se le dio dominio sobre toda cosa viviente que Dios había creado. El
Señor bendijo a Adán y a Eva con una inteligencia que no le había dado a
ninguna otra criatura. Hizo de Adán el legítimo soberano sobre todas las obras
de sus manos.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1082. MGD 40.2
Creados para ser la “imagen y
gloria de Dios” (1 Corintios 11:7), Adán y Eva habían recibido
capacidades dignas de su elevado destino... Todas las facultades de la mente y
el alma reflejaban la gloria del Creador. Adán y Eva, dotados de dones mentales
y espirituales superiores, fueron creados en una condición “un poco inferior a
los ángeles”. Hebreos 2:7.—La Educación, 17. MGD 40.3
Nuestros primeros padres, a
pesar de que fueron creados inocentes y santos, no fueron colocados fuera del
alcance del pecado. Dios los hizo entes morales libres, capaces de apreciar y
comprender la sabiduría y benevolencia de su carácter y la justicia de sus
exigencias, y les dejó plena libertad para prestarle o negarle obediencia.
Debían gozar de la comunión de Dios y de los santos ángeles; pero antes de
darles seguridad eterna, era menester que su lealtad se pusiese a prueba. En el
mismo principio de la existencia del hombre se le puso freno al egoísmo, la
pasión fatal que motivó la caída de Satanás. El árbol del conocimiento, que
estaba cerca del árbol de la vida, en el centro del huerto, había de probar la
obediencia, la fe y el amor de nuestros primeros padres... Dios puso al hombre
bajo una ley, como condición indispensable para su propia existencia. Era
súbdito del gobierno divino, y no puede existir gobierno sin ley... MGD 40.4
Mientras permaneciesen leales a
Dios, Adán y su compañera iban a ser los señores de la tierra. Recibieron
dominio ilimitado sobre toda criatura viviente.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 29-32. MGD 40.5
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