Los planes de Dios son perfectos, 1 de febrero
Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en
tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma
promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios. Hebreos 11:9, 10. ATO 44.1
Jesús ascendió al Padre como representante de la raza humana, y
Dios hará que aquellos que reflejan su imagen lo contemplen y compartan con El
su gloria. Hay hogares para los peregrinos de la tierra. Hay mantos para los
justos, coronas de gloria y palmas de victoria. Las providencias de Dios que
ahora nos producen perplejidad serán entonces aclaradas. Las cosas difíciles de
comprender encontrarán una explicación. Los misterios de la gracia se abrirán
delante de nosotros. Donde nuestras mentes finitas descubrieron solamente
confusión y propósitos frustrados, veremos la armonía más perfecta y hermosa.
Sabremos que un amor infinito ordenó las experiencias que nos parecieron más penosas
y difíciles de sobrellevar. Al comprender el tierno cuidado de quien hace que
todas las cosas obren para nuestro bien, nos regocijaremos con un gozo
indescriptible y pleno de gloria. ATO 44.2
El dolor no puede existir en la atmósfera del cielo. En el hogar
de los redimidos no habrá lágrimas, cortejos fúnebres ni símbolos de luto. “No
dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la
iniquidad”. Isaías 33:24. Una rica corriente de felicidad
fluirá y se profundizará a medida que la eternidad transcurra. Piensen en esto;
díganselo a los que sufren y están tristes, y estimúlenlos a regocijarse en la
esperanza. Cuanto más nos acerquemos a Jesús, tanto más claramente veremos la
pureza y grandeza de su carácter, y menos inclinados nos sentiremos a exaltar
al yo. El contraste entre nuestros caracteres y el suyo conducirá a la
humillación del alma y a un profundo escudriñamiento del corazón. Cuanto más
amemos a Jesús, más cabalmente nos humillaremos y nos olvidaremos del yo... ATO 44.3
El manso de espíritu, el que es más puro y más semejante a un
niño, será fortalecido para la batalla con poder por medio del Espíritu de Dios
en el hombre interior. Quien percibe su debilidad y lucha con Dios como lo hizo
Jacob, y como este siervo de antaño clama: “no te dejaré si no me bendices”,
avanzará con una renovada unción del Espíritu Santo. La atmósfera del cielo lo rodeará.
Andará haciendo bienes. Su influencia será positiva en favor de la religión de
Cristo... ATO 44.4
Nuestro Dios es una ayuda siempre presente en tiempo de necesidad.
Conoce los pensamientos más secretos de nuestros corazones y todas las
intenciones y los propósitos que abrigan nuestras almas. Cuando estamos en
perplejidad, aun antes que le contemos nuestras angustias, está tomando las
providencias para nuestra liberación.—Carta 73, del 1 de febrero de 1905, dirigida a
los Drs. D. H. y Lauretta Kress.*
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