José honró al creador, exaltad a Jesús como el
creador, 18 de febrero
Envió el rey, y... lo puso por
señor de su casa, y por gobernador de todas sus posesiones, para que reprimiera
a sus grandes como él quisiese, y a sus ancianos enseñara sabiduría. Salmos 105:20-22. EJ 57.1
Desde el calabozo, José fue
exaltado a la posición de gobernante de toda la tierra de Egipto. Era un puesto
honorable; sin embargo, estaba lleno de dificultades y riesgos. Uno no puede
ocupar un puesto elevado sin exponerse al peligro. Así como la tempestad deja
incólume a la humilde flor del valle mientras desarraiga al majestuoso árbol de
la cumbre de la montaña, así los que han mantenido su integridad en la vida
humilde pueden ser arrastrados al abismo por las tentaciones que acosan al
éxito y al honor mundanos. Pero el carácter de José soportó la prueba tanto de
la adversidad como de la prosperidad. Manifestó en el palacio de Faraón la
misma fidelidad hacia Dios que había demostrado en su celda de prisionero. Era
aún extranjero en tierra pagana, separado de su parentela que adoraba a Dios;
pero creía plenamente que la mano divina había guiado sus pasos, y confiando
siempre en Dios, cumplía fielmente los deberes de su puesto... EJ 57.2
En sus primeros años había
seguido el deber antes que su inclinación; y la integridad, la confianza
sencilla y la disposición noble del joven fructificaron en las acciones del
hombre. Una vida sencilla y pura había favorecido el desarrollo vigoroso de las
facultades tanto físicas como intelectuales. La comunión con Dios mediante sus
obras y la contemplación de las grandes verdades confiadas a los herederos de
la fe habían elevado y ennoblecido su naturaleza espiritual al ampliar y
fortalecer su mente como ningún otro estudio pudo haberlo hecho. La atención
fiel al deber en toda posición, desde la más baja hasta la más elevada, había
educado todas sus facultades para el más alto servicio. El que vive de acuerdo
con la voluntad del Creador adquiere con ello el desarrollo más positivo y
noble de su carácter... EJ 57.3
Pocos se dan cuenta de la
influencia de las cosas pequeñas de la vida en el desarrollo del carácter.
Ninguna tarea que debamos cumplir es realmente pequeña. Las variadas
circunstancias que afrontamos día tras día están concebidas para probar nuestra
fidelidad, y han de capacitarnos para mayores responsabilidades. Adhiriéndose a
los principios rectos en las transacciones ordinarias de la vida, la mente se
acostumbra a mantener las demandas del deber por encima del placer y de las
inclinaciones propias.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 222-223. EJ 57.4
Como escudo contra la tentación
e inspiración para ser puros y sinceros, ninguna influencia puede igualar a la
de la sensación de la presencia de Dios. “Todas las cosas están desnudas y
abiertas a los ojos de Aquel a quien tenemos que dar cuenta”. El es “de ojos
demasiado puros para mirar el mal, ni puede contemplar la iniquidad”. Hebreos 3:13 (V. Valera); Habacuc 1:13. Este pensamiento fue el escudo
de José en medio de las corrupciones de Egipto. Su respuesta a los atractivos
de la tentación fue firme: “¿Cómo pues he de hacer esta gran maldad, y pecar
contra Dios?” Génesis 39:9. La fe, si es fomentada, dará ese
escudo a toda alma.—La Educación, 249. EJ 57.5
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