Jesús y sus amigos, 16 de febrero
Y amaba Jesús a Marta, a su
hermana y a Lázaro. Juan 11:5. DNC 55.1
Había un hogar que [Jesús] se
deleitaba en visitar: la casa de Lázaro, María y Marta; porque en la atmósfera
de fe y amor, su espíritu hallaba descanso. DNC 55.2
Entre los más constantes
discípulos de Cristo se contaba Lázaro de Betania. Desde la primera ocasión en
que se encontraron, su fe en Cristo había sido fuerte; su amor por él,
profundo, y el Salvador lo amaba mucho. En favor de Lázaro se realizó el mayor
de los milagros de Cristo. El Salvador bendecía a todos los que buscaban su
ayuda. Ama a toda la familia humana; pero está ligado con algunos de sus
miembros por lazos peculiarmente tiernos. Su corazón estaba ligado con fuertes
vínculos de afecto con la familia de Betania, y para un miembro de ella realizó
su obra más maravillosa. DNC 55.3
Jesús hallaba con frecuencia
descanso en el hogar de Lázaro. El Salvador no tenía hogar propio; dependía de
la hospitalidad de sus amigos y discípulos; y con frecuencia, cuando estaba
cansado, sediento de compañía humana, le era grato refugiarse en este hogar
apacible, lejos de las sospechas y los celos de los airados fariseos. Allí
encontraba una sincera bienvenida, y amistad pura y santa. Allí podía hablar
con sencillez y perfecta libertad, sabiendo que sus palabras serían
comprendidas y atesoradas. DNC 55.4
Nuestro Salvador apreciaba un
hogar tranquilo y oyentes que manifestasen interés. Sentía anhelos de ternura,
cortesía y afecto humanos. Los que recibían la instrucción celestial que él
estaba siempre listo para impartir, eran grandemente bendecidos... Las multitudes
eran duras de entendimiento, y en el hogar de Betania, Cristo hallaba descanso
del pesado conflicto de la vida pública. Allí abría ante un auditorio
apreciativo el libro de la providencia. En estas entrevistas privadas, revelaba
a sus oyentes lo que no intentaba decir a la multitud heterogénea. No
necesitaba hablar en parábolas a sus amigos.* DNC 55.5
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