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El don de Dios


El don de Dios, 16 de febrero

Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hechos 2:38. FV 55.1
“Cristo ha prometido el don del Espíritu Santo a su iglesia, y la promesa nos pertenece a nosotros tanto como a los primeros discípulos.”—El Deseado de Todas las Gentes, 609. FV 55.2
“La medida que recibamos del Espíritu Santo será proporcional a la medida de nuestro deseo y de nuestra fe y del uso que haremos de la luz y conocimiento que se nos ha dado.”—The Review and Herald, 5 de mayo de 1896. FV 55.3
“Hay muchos que creen y profesan aferrarse a la promesa del Señor; hablan acerca de Cristo y acerca del Espíritu Santo, y, sin embargo, no reciben beneficio alguno. No entregan su alma para que sea guiada y regida por los agentes divinos. No podemos emplear al Espíritu Santo. El Espíritu ha de emplearnos a nosotros. Por el Espíritu obra Dios en su pueblo ‘así el querer como el hacer, por su buena voluntad.’ Pero muchos no quieren someterse a eso. Quieren manejarse a sí mismos. Esta es la razón por la cual no reciben el don celestial. Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para tener su dirección y gracia, es dado el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos lo pidan y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones en su estela. Es dada según las riquezas de la gracia de Cristo, y él está listo para proporcionarla a toda alma según su capacidad para recibirla.”—El Deseado de Todas las Gentes, 609. FV 55.4
“El Espíritu Santo imparte amor, gozo, paz, fortaleza y consuelo; es un manantial de agua que salta para vida eterna. Y la bendición es gratuita.”—The Signs of the Times, 22 de agosto de 1892. FV 55.5

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