Aquella última noche, 16 de febrero
Y... condenó por destrucción a
las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de
ejemplo a los que habían de vivir impíamente. 2 Pedro 2:6. CV 53.1
Las llamas que consumieron las
ciudades de la llanura transmiten hasta nuestros días la luz de su advertencia.
Se nos enseña la temible y solemne lección de que mientras la misericordia de
Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual
los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese límite, se
retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio. CV 53.2
El Redentor del mundo declara
que hay pecados mayores que aquellos por los cuales fueron destruidas Sodoma y
Gomorra. Los que oyen la invitación del Evangelio que llama a los pecadores al
arrepentimiento, y no hacen caso de ella, son más culpables ante Dios que los
habitantes del valle de Sidim. Mayor aún es el pecado de los que aseveran
conocer a Dios y guardar sus mandamientos, y sin embargo, niegan a Cristo en su
carácter y en su vida diaria. De acuerdo con lo indicado por el Salvador, la
suerte de Sodoma es una solemne advertencia... para todos aquellos que están
jugando con la luz y los privilegios que vienen del cielo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 160, 161. CV 53.3
Pronto se han de derramar los
juicios de Dios sobre la tierra. “Escapa por tu vida”, es la amonestación de
los ángeles de Dios. Se oyen otras voces que dicen: “No os excitéis; no hay
causa de alarma especial”. Los que se sienten cómodos en Sion claman: Paz y
seguridad, mientras que el cielo declara que una rápida destrucción está por
sobrecoger al transgresor. Los jóvenes, los frívolos, los que aman los placeres
consideran estas advertencias como cuentos ociosos, y las rechazan como una
broma. Los padres se inclinan a creer que sus hijos tienen razón en el asunto,
y todos siguen durmiendo tranquilos. Así sucedió cuando fue destruido el mundo
antiguo, y cuando Sodoma y Gomorra fueron consumidas por el fuego. En la noche
anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se revolcaban en el
placer. Se burlaron de Lot por sus temores y advertencias. Pero fueron estos
escarnecedores los que perecieron en las llamas. Esa misma noche se cerró para
siempre la puerta de la misericordia para los impíos y descuidados habitantes
de Sodoma. Joyas de los Testimonios 2:75.* CV 53.4
Comentarios
Publicar un comentario