Dios tiene un poder ilimitado, exaltad a Jesús
como el creador, 16 de febrero
La investigación científica abrirá ante las mentes de las personas
realmente sabias un vasto campo de pensamiento e información. Descubrirán a
Dios por medio de sus obras, y lo alabarán. Para ellos él será lo primero y lo
mejor, y sus mentes se concentrarán en él. Los escépticos, que leen la Biblia
con el fin de criticarla, aseguran en su ignorancia que encuentran contradicciones
decididas entre la ciencia y la revelación. Pero la evaluación humana de Dios
nunca será correcta. La mente no iluminada por el Espíritu de Dios estará
siempre en tinieblas con respecto al poder divino. EJ
55.2
Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente. Los que no
mantienen una conexión vital con Dios son movidos de un lado para otro; colocan
las opiniones humanas al frente y la Palabra de Dios en el fondo. Aceptan las
aseveraciones humanas referentes a que el juicio contra el pecado es contrario
al carácter benévolo de Dios, y mientras se dedican a pensar en la benevolencia
infinita, tratan de olvidar que también hay algo que se llama la justicia
infinita. EJ
55.3
Cuando nuestros puntos de vista acerca del poder, la grandeza y la
majestad de Dios son correctos, y también acerca de la debilidad humana,
llegamos a despreciar las pretensiones de sabiduría hechas por los hombres
llamados grandes de la tierra, aunque no poseen nada de la nobleza celestial en
sus caracteres. No hay nada por lo cual se debería exaltar ni alabar a los
seres humanos. No hay ninguna razón por la cual se deba confiar en las
opiniones de los entendidos, cuando pretenden medir las cosas divinas por sus
propios conceptos pervertidos. Las personas que sirven a Dios son las únicas
cuya opinión y ejemplo es seguro seguir. El corazón santificado aviva e
intensifica las facultades mentales. Una fe viviente en Dios imparte energía;
concede tranquilidad y reposo de espíritu, además de fortaleza y nobleza de
carácter. EJ
55.4
Los hombres de ciencia piensan que con sus amplios conceptos
pueden abarcar la sabiduría de Dios, tanto lo que ha hecho como lo que podría
realizar. Prevalece la idea de que él está atado y restringido por sus propias
leyes. Los seres humanos niegan su existencia o la ignoran, o tratan de
explicar todas las cosas mediante leyes naturales, aun la forma como su
Espíritu trabaja sobre los corazones humanos; y ya no reverencian más su nombre
ni temen su poder. Aunque consideran que lo están ganando todo, no hacen sino
perseguir ilusiones y perder oportunidades preciosas para conocer a Dios. No
creen en lo sobrenatural y no se dan cuenta de que el Autor de las leyes
naturales puede obrar por encima de ellas. Niegan los derechos de Dios y
descuidan los intereses de sus propias almas; pero la existencia del Señor, su
carácter y sus leyes, son realidades que el razonamiento humano más encumbrado
es incapaz de deshacer... EJ
55.5
La naturaleza es una fuerza, pero el Dios de la naturaleza tiene
un poder ilimitado. Sus obras interpretan su carácter.—The Signs of the Times, 13 de marzo de 1884. EJ
55.6
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