La verdad
nos impulsa al cielo, 21 de marzo
“Yo soy la puerta; el que por
mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”. Juan 10:9. CT 89.1
La verdad es un principio
activo que impulsa a la acción, moldeando el corazón y la vida para que haya un
constante movimiento hacia arriba, ascendiendo la escalera que vio Jacob, hasta
llegar al Señor en el peldaño más elevado... El cristiano que progresa tiene
gracia y amor que sobrepasa el conocimiento, porque la contemplación del
carácter de Cristo transforma profundamente sus afectos. La gloria de Dios,
revelada por encima de la escalera, puede ser apreciada únicamente por el que
progresa en la ascensión, quien siempre es atraído más alto, hacia los
objetivos más nobles que Cristo revela... CT 89.2
A fin de asegurar nuestro
llamamiento y elección, se requiere mayor diligencia que la que muchos le han
manifestado a este aspecto importante. “Porque haciendo estas cosas”, vivir con
el plan de la adición, creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo, ascenderéis, paso a paso, la escalera que contempló Jacob y
así “no tropezaréis jamás”... CT 89.3
Reflexionemos en esta escalera
que se le presentó a Jacob. La raza humana interrumpió la comunicación con
Dios. Aunque podían contemplar el paraíso perdido, no encontraban ninguna forma
de volver a entrar y restablecer la comunión con el cielo. El pecado de Adán
cortó todo vínculo entre el cielo y la tierra. Hasta el momento en que Adán y
Eva transgredieron la ley de Dios hubo una relación estrecha entre el cielo y
la tierra. Mantenían su comunicación a través de una senda que Dios podía
recorrer. Pero la transgresión de la ley de Dios rompió este vínculo y la raza
humana quedó separa de Dios. CT 89.4
Tan pronto como Satanás sedujo
a nuestros primeros padres a desobedecer la santa ley de Dios, cada vínculo que
unía a la tierra con el cielo y a la raza humana con el Dios infinito, se
rompió. Los seres humanos contemplaron ahora el cielo, pero, ¿cómo podían
alcanzarlo? Pero, ¡regocíjese el mundo! El Hijo de Dios, el sin pecado, el
perfecto en obediencia, llegó a ser el canal por el cual se restableció la
comunicación interrumpida, el camino por el cual se podía recuperar el paraíso
perdido. Es por medio de Cristo, nuestro sustituto y garante, como podemos
observar los mandamientos de Dios. En él volvemos a manifestar nuestra lealtad
y Dios nos aceptará. CT 89.5
Cristo es la escalera... Esta
es la escala cuya base descansa en la tierra, sus peldaños más altos alcanzan
las alturas de los cielos. El nexo que se había roto fue reparado. Una amplia
calzada se extendió por la que todos los que están trabajados y cargados pueden
pasar. Ellos pueden entrar al cielo y encontrar descanso.—Manuscrito 13, 1884. CT 89.6
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