Presentad vuestro caso, 20 de marzo
Yo sanaré su rebelión, los
amaré de pura gracia. Oseas 14:4. MGD 87.1
Espero que nadie se forme la
idea de que está ganando el favor de Dios al confesar sus pecados o que hay una
virtud especial en confesárselos a los seres humanos... El Señor querría que
acudiéramos diariamente a él con todas nuestras cuitas y confesiones de pecado,
y él nos puede dar descanso... MGD 87.2
Confesad vuestros pecados
secretos únicamente delante de vuestro Dios. Reconoced las desviaciones de
vuestro corazón delante del que conoce perfectamente cómo tratar vuestro caso.
Si habéis perjudicado a vuestro vecino, reconoced vuestro pecado ante él y
manifestad el fruto del arrepentimiento por medio de la restitución. Entonces
pedid la bendición. Acudid a Dios tal como estáis y dejadlo curar vuestras
debilidades. Presentad vuestro caso al trono de la gracia; dejad que se haga en
vosotros una obra completa. Sed sinceros al tratar con Dios y con vuestra
propia alma. Si acudís a él con corazón verdaderamente contrito, os dará la
victoria. No os entenderá mal ni os juzgará mal tampoco. MGD 87.3
Vuestros semejantes no pueden
absolveros de pecado ni limpiaros de iniquidad. Jesús es el único que puede
daros paz. Os amó y se entregó a sí mismo por vosotros. Su gran corazón de amor
se compadece de “nuestras debilidades”. Hebreos 4:15. ¿Qué pecados pueden ser
demasiado grandes para su perdón? ¿Qué alma demasiado entenebrecida y oprimida
por el pecado que él no pueda salvar? Él es lleno de gracia, no busca mérito en
nosotros, sino que por su ilimitada bondad cura nuestras apostasías y nos ama
ampliamente mientras somos aún pecadores. Es “tardo para la ira, y grande en
misericordia”. Nehemías 9:17.—Testimonies for the Church 5:648, 649. MGD 87.4
Hay remedio para el alma
enferma de pecado. Ese remedio es Jesús. ¡Precioso Salvador! Su gracia es
suficiente para el más débil; y el más fuerte también debe tener su gracia o
perecerá. MGD 87.5
Vi cómo se podía obtener esta
gracia. Id a vuestra cámara secreta y ahí suplicad solos con Dios. “Crea en mí,
oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmos 51:10. Sed fervientes, sed sinceros. La
oración fervorosa logra mucho. Luchad en oración tal como Jacob.—Spiritual Gifts 2:257. MGD 87.6
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