Depositando en el banco del cielo, 20 de marzo
La religión pura y sin mácula
delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus
tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27. DNC 88.1
Las tiernas simpatías de
nuestro Salvador se suscitaron a favor de la humanidad caída y sufriente. Si
ustedes desean ser sus seguidores, deben cultivar la compasión y la simpatía...
La viuda, el huérfano, el enfermo y el moribundo siempre necesitarán ayuda.
Aquí hay una oportunidad para proclamar el Evangelio, para elevar a Jesús, la
esperanza y el consuelo de todos los hombres. Cuando se ha aliviado al cuerpo
sufriente,... se abre el corazón y se puede derramar dentro el bálsamo
celestial. DNC 88.2
Un grupo de creyentes puede ser
pobre, sin educación y desconocido; sin embargo, estando en Cristo puede hacer
en el hogar, el vecindario y la iglesia, y aun en regiones lejanas, una obra
cuyos resultados serán tan abarcantes como la eternidad. DNC 88.3
Debido a que esta obra es
descuidada, muchos jóvenes discípulos no pasan nunca más allá del mero alfabeto
de la experiencia cristiana. Ayudando a los menesterosos, podrían haber
mantenido viva la luz que resplandeció en su corazón cuando Jesús les dijo:
“Tus pecados te son perdonados”. La inquieta energía que es con tanta
frecuencia una fuente de peligro para los jóvenes, podría ser encauzada en
conductos por los cuales fluiría en raudales de bendición. DNC 88.4
Las horas que con tanta
frecuencia se dedican a las diversiones que no refrigeran ni el cuerpo ni el
alma, debieran dedicarse a visitar a los pobres, los enfermos y los dolientes,
o a ayudar a algún necesitado. DNC 88.5
Cada oportunidad de socorrer a
un hermano necesitado o de ayudar a la causa de Dios en la promulgación de la
verdad, es una perla que enviáis de antemano al cielo para ser depositada en el
banco celestial donde es guardada con toda seguridad. DNC 88.6
El amor, la cortesía, la
abnegación, nunca se pierden... Por los méritos de la justicia imputada de
Cristo se conserva para siempre la fragancia de tales dichos y hechos.* DNC 88.7
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