Nada es
demasiado pequeño, 8 de marzo
Bueno es Jehová a los que en él
esperan, al alma que le busca. Lamentaciones 3:25. ELC 76.1
Hay pocos que realmente
aprecian y aprovechan el precioso privilegio de la oración. Deberíamos ir a
Jesús y contarle todas nuestras necesidades. Podemos llevarle nuestras cargas y
problemas, pequeños y grandes. Todo lo que pueda causarnos dificultades, deberíamos
llevarlo al Señor en oración.—Testimonies for the Church 5:200, 201. ELC 76.2
Perdemos muchas preciosas
bendiciones al dejar de llevar nuestras necesidades, problemas y pesares a nuestro
Salvador. Él es el admirable Consejero. Vela sobre su iglesia con intenso
interés, y con un corazón lleno de tierna simpatía se impone de la hondura de
nuestras necesidades. Pero nuestros caminos no son siempre sus caminos. El ve
el resultado de cada acción y nos pide que confiemos con paciencia en su
sabiduría, no en los supuestamente sabios planes de nuestra propia hechura. ELC 76.3
No ceséis de orar. Si la
respuesta se tarda, esperadla. Poned todos vuestros planes a los pies del
Redentor. Asciendan vuestras oraciones importunas a Dios. Si es para la gloria
de su nombre, oiréis las confortantes palabras: “Sea hecho conforme a tu
palabra”. ELC 76.4
No podemos cansar a Cristo con
fervientes súplicas. No dependemos de Dios tanto como debiéramos. Dejemos sin
pronunciar toda palabra de queja. Hablemos de fe y de ánimo mientras esperamos
a Dios... Tened temor de la duda, para que no llegue a ser un hábito que
destruya la fe El proceder del Padre celestial puede parecernos oscuro,
misterioso e inexplicable, sin embargo debemos confiar en él.—Carta 123, 1904. ELC 76.5
Toda oración sincera que se
eleva es mezclada con la eficacia de la sangre de Cristo. Si la respuesta tarda
es porque Dios desea que mostremos una santa osadía en reclamar la palabra que
él empeñó. Fiel es el que prometió. Nunca abandonará al alma que se entrega
plenamente a él.—Manuscrito 19, 1892. ELC 76.6
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