Hagan de Dios
lo primero, lo último y lo mejor, 8 de marzo
Así, pues, téngannos los
hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. 1 Corintios 4:1, 2. ATO 79.1
Los que desempeñan una parte en
la obra de Dios la realizan bien solamente porque Dios obra detrás de ellos.
¿Debiéramos, entonces, alabar y dar gracias a los hombres, descuidando el
reconocimiento que debemos a Dios? Si lo hacemos, el Señor no cooperará con
nosotros. Cuando el hombre se coloca a sí mismo en primer lugar y desplaza a
Dios al segundo, muestra que está perdiendo su sabiduría y su justicia. Todo lo
que se hace para restaurar la imagen moral de Dios en el hombre es hecho porque
Dios es la eficiencia del obrero. Cristo declaró en su oración al Padre: “Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado”. Juan 17:3. ATO 79.2
Lo que cada mayordomo debe
comprender a medida que se esfuerza por dar a conocer la gloria de Dios en
nuestro mundo, ya sea que se encuentre ante infieles o príncipes, es que debe
hacer de Dios lo primero, lo último y lo mejor en todas las cosas. El verdadero
cristiano comprende que tiene derecho a llevar tal nombre únicamente en la
medida en que eleve a Cristo con fuerza constante, perseverante y siempre
creciente. Ningún motivo ambicioso disminuirá su energía, porque la misma
procede de una fuente inagotable: la Luz de la vida. ATO 79.3
“Ahora bien, se requiere de los
administradores, que cada uno sea hallado fiel”. 1 Corintios 4:2. Cuando seamos fieles en dar a
conocer a Dios, nuestros impulsos estarán bajo el control divino y creceremos
constantemente tanto espiritual como intelectualmente. Pero cuando los hombres
se unen para exaltar a los hombres y tienen poco que decir de Dios, se
debilitan. El abandonará a los que no le reconocen en todo esfuerzo hecho para
elevar a la humanidad. Sólo el poder de Cristo puede restaurar la maquinaria
humana descompuesta. En todo lugar, los que los rodeen vean que ustedes dan
gloria a Dios. Colóquese el hombre a la sombra y permita que Dios aparezca como
la única esperanza de la raza humana. Todo hombre debe afianzarse en la Roca
eterna, Cristo Jesús, y entonces se mantendrá en pie en medio de la tempestad. ATO 79.4
Dios prepara la mente para que
pueda reconocerlo como el único que es capaz de ayudar al alma que se esfuerza
y lucha. Educará a todos los que se coloquen bajo su bandera para ser fieles
mayordomos de su gracia. El hombre no puede evidenciar mayor debilidad que la
de pensar que encontrará más aceptación ante los hombres excluyendo a Dios.
Dios debe aparecer como supremo. La sabiduría del hombre más encumbrado es
locura para con Dios. ATO 79.5
Dios ha dado al hombre
principios inmortales ante los cuales todo ser humano tendrá que postrarse
algún día. Tenemos verdades que nos han sido confiadas. Los rayos de esta luz
no deben ocultarse debajo de un almud, sino que han de alumbrar a todos los que
están en la casa.—Manuscrito 21, del 8 de marzo de 1899, “Dad al
Señor la gloria debida a su nombre”.* ATO 79.6
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