La
importancia de elegir dónde vivir, 8 de marzo
“Y alzó Lot sus ojos, y vio
toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de
Jehová”. Génesis 13:10. CT 76.1
Los ojos del entendimiento de
Abrahán no estaban cerrados cuando decidió que lo mejor que podía hacer era
separarse de Lot, aunque había sido como un padre para él. No podía soportar
contiendas y disensiones, ni siquiera entre los pastores. No podía reinar la paz
en su mente si su relación estaba perturbada por diferencias desagradables. La
separación le resultaba dolorosa, pero así debía ser. CT 76.2
Abrahán le dio a Lot la
preferencia en la elección para que éste no fuera luego tentado a suponer que
al separarse, el patriarca tenía en vista sus propios intereses. Lot eligió un
hermoso lugar cerca de Sodoma. La tierra que eligió poseía ventajas naturales,
pero él no se detuvo a investigar la moral ni la religión de los sodomitas.
Guardamos registro de la historia posterior. Y llegó la hora en que tuvo que
huir de la ciudad corrupta, que había sido ensombrecida por crímenes de toda
clase. Se le permitió advertir a sus hijas y yernos, pero ellos se negaron a
escuchar su advertencia como tampoco habían escuchado sus enseñanzas. Se
mofaron de su fe en Dios y perecieron en la destrucción de Sodoma. CT 76.3
Esta es una lección para todos
nosotros. Debiéramos ser cuidadosos al seleccionar el lugar donde ubicaremos a
nuestras familias. Debemos buscar la ayuda del Señor en la preparación de
nuestros hijos y en la elección de su profesión. Cada familia debiera buscar a
Dios constantemente, confiando en su sabia dirección. Se requiere agudeza de
discernimiento para evitar un erróneo curso de acción que persiga las ventajas
mundanales. CT 76.4
La voluntad del Señor debe ser
nuestra voluntad. Dios debe ser lo primero, lo último y lo mejor en todo. Hemos
de estar abiertos al aprendizaje como si fuésemos niños y movernos con cuidado,
depositando toda nuestra confianza en Dios. Hay intereses eternos implícitos en
cada paso que damos; o nos movemos hacia el cielo, hacia la ciudad cuyo Hacedor
y Constructor es Dios, o nos movemos hacia los intereses terrenales, hacia las
atracciones de Sodoma. CT 76.5
Dios no consulta nuestras
opiniones y preferencias. Conoce lo que no conocen los seres humanos: los
resultados futuros de cada movimiento, y por lo tanto, nuestros ojos debieran
dirigirse a él y no a las ventajas mundanales presentadas por Satanás.—Manuscrito 50, 1893. CT 76.6
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