Los talentos pequeños tienen valor y pueden
multiplicarse, 19 de marzo
Las palabras de los sabios son
como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las
congregaciones, dadas por un Pastor. Eclesiastés 12:11. SSJ 85.1
Que los hombres o las mujeres
de negocios realicen sus transacciones en una forma que glorifique a su Maestro
por causa de su fidelidad. Que lleven su religión a todo lo que hacen y revelen
el Espíritu de Cristo a los demás. Que el mecánico sea un representante
diligente y fiel de Aquel que trabajó en tareas humildes en los pueblos de
Judea. Que cada uno que lleva el nombre de Cristo trabaje de tal manera, que al
ver otros sus buenas obras puedan ser conducidos a glorificar a su Creador y
Redentor. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor”. Colosenses 3:23. Que la edificación del reino
de Cristo sea su pensamiento constante, y que cada esfuerzo sea dirigido hacia
ese único fin. SSJ 85.2
Los que han recibido la
bendición de poseer talentos superiores no deberían despreciar el valor del
servicio de los que son menos dotados que ellos. El talento más pequeño es un
talento dado por Dios. Un solo talento que sea utilizado diligentemente con la
bendición de Dios, será duplicado, y los dos empleados al servicio de Cristo se
convertirán en cuatro; y así el instrumento más humilde puede aumentar su poder
y utilidad. El propósito ferviente, los esfuerzos abnegados, todos son vistos,
apreciados y aceptados por el Dios del cielo. “Mirad que no despreciéis a uno
de estos pequeños”. Mateo 18:10. Sólo Dios puede apreciar el valor
de su servicio, y ver la abarcante influencia del que trabaja para dar la
gloria a su Hacedor. SSJ 85.3
Debemos hacer el mejor uso de
nuestras oportunidades e investigar para mostrarnos aprobados ante Dios. Dios
aceptará nuestros mejores esfuerzos; pero que nadie se imagine que él quedará
complacido con la ignorancia y la ineptitud, cuando, con un perfeccionamiento
apropiado de los privilegios que se nos han concedido, podría proporcionarse un
mejor servicio. No debemos despreciar el día de las cosas pequeñas, sino que
por medio de un cuidado diligente y la perseverancia debemos hacer que las
pequeñas oportunidades y los talentos nos sirvan para nuestro progreso en la
vida divina, y nos conduzcan a un servicio más inteligente y mejor.—The Review and Herald,
1 de mayo de 1888. SSJ 85.4
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