La mayor
atracción del cielo, 1 de marzo
Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro. Hebreos 4:16. MGD 68.1
Después de haber hablado de
Cristo como del intercesor que puede “compadecerse de nuestras flaquezas”, el
apóstol dice: “Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia”... El
trono de la gracia representa el reino de la gracia; pues la existencia de un
trono envuelve la existencia de un reino.—El Conflicto de los Siglos, 395. MGD 68.2
Lo que Dios nos indica y
concede es ilimitado. El trono de la gracia es en sí mismo la atracción más
elevada, porque está ocupado por Uno que nos permite llamarle Padre. Pero Dios
no consideró completo el principio de la salvación mientras sólo estaba investido
de su amor. Por su propia voluntad, puso en su altar a un Abogado revestido de
nuestra naturaleza. Como intercesor nuestro, su obra consiste en presentarnos a
Dios como sus hijos e hijas. Cristo intercede en favor de los que le han
recibido. En virtud de sus propios méritos, les da poder para llegar a ser
miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Y el Padre demuestra su
infinito amor a Cristo, quien pagó nuestro rescate con su sangre, recibiendo y
dando la bienvenida a los amigos de Cristo como amigos suyos. Está satisfecho
con la expiación hecha. Ha sido glorificado por la encarnación, la vida, la
muerte y la mediación de su Hijo. MGD 68.3
Tan pronto como un hijo de Dios
se acerca al propiciatorio, llega a ser cliente del gran Abogado. Cuando pronuncia
su primera expresión de penitencia y súplica de perdón, Cristo acepta su caso y
lo hace suyo, presentando la súplica ante su Padre como su propia súplica. MGD 68.4
A medida que Cristo intercede
en nuestro favor, el Padre abre los tesoros de su gracia para que nos los
apropiemos, para que los disfrutemos y los comuniquemos a otros. Pedid en mi
nombre—dice Cristo—, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros; pues el
mismo Padre os ama, porque vosotros me amasteis. Haced uso de mi nombre. Esto
dará eficacia a vuestras oraciones, y el Padre os dará las riquezas de su
gracia; por lo tanto, “pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea
cumplido”. Juan 16:24.—Testimonies for the
Church 6:363, 364. MGD 68.5
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