Cristo tomó
sobre sí la naturaleza humana, 1 de marzo
Y aquel Verbo fue hecho carne,
y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14. EJ 68.1
Como alguien que conoce el tema
que trata, Juan le atribuye todo el poder a Cristo y habla de su grandeza y
majestad. Proyecta los preciosos rayos de la verdad divina como si fueran la
luz del sol. Presenta a Cristo como el único Mediador entre Dios y la humanidad. EJ 68.2
La doctrina de la encarnación
de Cristo es un misterio: “El misterio que había estado oculto desde los siglos
y edades”. Colosenses 1:26. Es el misterio grande y
profundo de la piedad. “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”.
Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a la suya
que era celestial. Nada demuestra como esto la incomprensible condescendencia
de Dios. “De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito”. Juan
trata este admirable tema con tal sencillez que todos pueden comprender las
ideas que presenta y ser iluminados. EJ 68.3
Cristo no tomó la naturaleza
humana como un disfraz; la adoptó de veras. En realidad poseyó una naturaleza
humana. “Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también
participó de lo mismo”. Era el hijo de María; era descendiente de David, de
acuerdo con la genealogía humana. Se declaró que era un hombre,
Jesucristo-Hombre. Pablo escribe de él: “Porque de tanto mayor gloria que
Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la
hizo”. Hebreos 3:3. EJ 68.4
Pero aunque la Palabra de Dios
se refiere a la humanidad de Cristo mientras estuvo en la tierra, también habla
decididamente acerca de su preexistencia. La Palabra (Verbo) existía como un
ser divino, como el mismo eterno Hijo de Dios, en unión con su Padre y siendo
uno con él. Desde la eternidad se constituyó en el Mediador del pacto, la
Persona en quien serían benditas todas las naciones de la tierra, tanto judíos
como gentiles, si tan sólo lo aceptaban. “El Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios”. Desde antes que fueran creados los hombres o los ángeles, el Verbo
(Palabra) era con Dios, y era Dios... EJ 68.5
Desde el principio Dios y
Cristo sabían acerca de la apostasía de Satanás y de la caída de Adán que se
produciría como resultado del engañoso poder del apóstata. El plan de salvación
se concibió con el fin de redimir a la raza caída, y darle una nueva
oportunidad. Cristo fue destinado como un Mediador de la creación de Dios,
establecido desde los tiempos eternos para ser nuestro sustituto y nuestra
garantía. Desde antes que el mundo fuera creado se decidió que la divinidad de
Cristo debía ser velada con la humanidad. Cristo dijo: “Me has preparado un
cuerpo”. Pero no vino en forma humana sino hasta que el tiempo se hubo
cumplido. Entonces vino a nuestro mundo, como un bebé en Belén.—The Review and Herald,
5 de abril de 1906. EJ 68.6
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