Despreciado y desechado, 1 de marzo
Despreciado
y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y
como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo
estimamos. Isaías 53:3. AFC
66.3
Cuán
pocos son los que tienen un concepto de la angustia que desgarró el corazón del
Hijo de Dios durante sus treinta años de vida en la tierra. La senda desde el
pesebre al Calvario fue ensombrecida por el dolor y la pena. Fue el varón de
dolores y soportó tal quebrantamiento de corazón que ningún lenguaje
humano puede describir. Podría haber dicho en verdad: “Mirad, y ved si hay
dolor como mi dolor que me ha venido”. Lamentaciones 1:12. Su sufrimiento fue la más
profunda angustia del alma; ¿y qué hombre pudo haber simpatizado con la
angustia del alma del Hijo del Dios infinito? Odiaba el pecado con perfecto
odio, y sin embargo atrajo sobre su alma los pecados de todo el mundo al recorrer
la senda del Calvario, sufriendo el castigo de los transgresores. Sin culpa,
llevó el castigo de los culpables; inocente, sin embargo se ofreció a sí mismo
para llevar el castigo de las transgresiones de la ley de Dios. El castigo de
los pecados de cada alma fue llevado por el Hijo del Dios infinito. La
culpabilidad de cada pecado hizo sentir su peso sobre el alma divina del
Redentor del mundo. El que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros, para
que pudiéramos ser hechos justicia de Dios en él. Al tomar la naturaleza
humana, se colocó a sí mismo donde fue herido por nuestras transgresiones,
molido por nuestros pecados, a fin de que por su llaga pudiéramos ser curados. AFC
66.4
En
su humanidad, Cristo fue probado por tentaciones tanto más grandes, y con mayor
energía persistente, de lo que es probado el hombre por el maligno, así como su
naturaleza es superior a la del hombre... Las malas obras, los malos
pensamientos, las malas palabras de cada hijo e hija de Adán oprimieron su alma
divina.—The Review and Herald, 20 de diciembre de 1892. AFC
67.1
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