Compartamos
los sufrimientos de Cristo, 23 de marzo
Gozaos por cuanto sois
participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación
de su gloria os gocéis con gran alegría. 1 Pedro 4:13. MGD 90.1
Tenemos que hacer ejercicio
para ser fuertes. Para disponer de una fe fuerte, debemos ser puestos en
circunstancias tales que nuestra fe se ejercite... Vamos a entrar en el reino
de Dios a través de mucha tribulación. Nuestro Salvador fue probado de todas las
maneras posibles, no obstante lo cual triunfó en Dios continuamente. Es nuestro
privilegio ser fuertes con la fortaleza de Dios en toda circunstancia y
gloriarnos en la cruz de Cristo.—Testimonies for the Church 3:67. MGD 90.2
En esta vida debemos arrostrar
pruebas de fuego y hacer sacrificios costosos, pero la paz de Cristo es la
recompensa. Ha habido tan poca abnegación, tan poco sufrimiento por amor a
Cristo, que la cruz queda casi completamente olvidada. Debemos participar de
los sufrimientos de Cristo si queremos sentarnos en triunfo con él sobre su
trono.—Joyas de los Testimonios 2:69. MGD 90.3
El cielo está muy cerca de
aquellos que sufren por causa de la justicia. Cristo identifica sus intereses
con los de su pueblo fiel; sufre en la persona de sus santos; y cualquiera que
toque a sus escogidos le toca a él. El poder que está cerca para librar del mal
físico o de la angustia está también cerca para salvar del mal mayor, para
hacer posible que el siervo de Dios mantenga su integridad en todas las
circunstancias y triunfe por la gracia divina.—La Historia de Profetas y Reyes, 400. MGD 90.4
La persecución debe llenar de
alegría a los discípulos de Cristo; porque es prueba de que siguen los pasos de
su Maestro. MGD 90.5
Aunque el Señor no prometió
eximir a su pueblo de tribulación, le prometió algo mucho mejor. Le dijo: “Como
tus días tu fortaleza”. Deuteronomio 33:25. “Bástate mi gracia; porque
mi potencia en la flaqueza se perfecciona”. 2 Corintios 12:9. Si somos llamados a entrar
en el horno de fuego por amor de Jesús, él estará a nuestro lado, así como
estuvo con los tres fieles en Babilonia. Los que aman a su Redentor se
regocijarán por toda oportunidad de compartir con él la humillación y el oprobio.
El amor que sienten hacia su Señor dulcifica el sufrimiento por su causa.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 31. MGD 90.6
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