Para encontrar interesante la palabra, recibir
el espíritu, 9 de abril
Llegue mi clamor delante de ti,
oh Jehová; dame entendimiento conforme a tu palabra. Salmos 119:169. SSJ 106.1
Se ha colocado a la Biblia en
un segundo plano, mientras que se han puesto en su lugar los dichos de los
llamados grandes hombres y mujeres. Que el Señor nos perdone el menosprecio que
hemos puesto sobre su Palabra. Aunque en la Biblia hay tesoros inestimables, y
es semejante a una mina llena de mineral precioso, no se la valora, no se la
escudriña y no se descubren sus riquezas. SSJ 106.2
La misericordia, la verdad y el
amor son valiosos, más allá de lo que puede calcular nuestro poder; sin
embargo, [si] no podemos tener una provisión demasiado grande de estos tesoros,
[aunque] es en la Palabra de Dios [donde] encontramos cómo podemos llegar a ser
poseedores de estas riquezas celestiales, ¿por qué la Palabra de Dios es de tan
poco interés para muchos profesos cristianos? ¿Es porque la Palabra de Dios no
es espíritu y vida? ¿Ha puesto Jesús sobre nosotros una tarea poco interesante
cuando ordena que escudriñemos las Escrituras? Dice Jesús: “Las palabras que yo
os he hablado son espíritu y son vida”. Juan 6:63. Pero las cosas espirituales se
disciernen espiritualmente, y la razón de su falta de interés es que les falta
el Espíritu de Dios. SSJ 106.3
Cuando el corazón se pone en
armonía con la Palabra, brota una nueva vida dentro de usted; resplandecerá una
nueva luz sobre cada línea de la Palabra, y llegará a ser la voz de Dios para
su alma. De esta manera usted tomará las observaciones celestiales, y sabrá a
dónde va, y podrá sacar el mayor provecho de sus privilegios actuales. SSJ 106.4
Deberíamos pedirle al Señor que
abra nuestro entendimiento, para que podamos comprender la verdad divina. Si
humillamos nuestro corazón ante Dios, vaciándolo de la vanidad, el orgullo y el
egoísmo por medio de la gracia que nos es concedida abundantemente; si deseamos
sincera y firmemente creer, los resplandecientes rayos del Sol de justicia
brillarán en nuestra mente e iluminarán nuestro entendimiento oscurecido. Jesús
es la luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Él es la luz del
mundo, y nos invita a que vayamos a él y aprendamos de él. Él vino para buscar
y salvar lo que se había perdido, y no permitiría ser cambiado de su objetivo.
No permitió que nada lo desviara. Nos ha puesto esta obra en nuestras manos.
¿La haremos?—The Review and Herald, 24 de noviembre de 1891. SSJ 106.5
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