Aumenta en fortaleza, 9 de abril
El hombre sabio es fuerte, y de
pujante vigor el hombre docto. Proverbios 24:5. HHD 108.1
Poned en el esfuerzo vuestras
facultades más elevadas. Invocad en vuestra ayuda los motivos más poderosos.
Estáis aprendiendo. Tratad de ir al fondo de todo lo que emprendáis. Que
vuestros propósitos no queden por debajo de esto: ser competentes en los
asuntos en que os ocupáis. No os permitáis a vosotros mismos el caer en el
hábito de ser superficiales y negligentes en vuestros deberes y estudios.
Porque vuestros hábitos se fortalecerán y llegaréis a ser incapaces de nada
mejor. La mente aprende en forma natural a satisfacerse con lo que requiere
poco cuidado y esfuerzo, y a contentarse con lo barato e inferior. Hay, jóvenes
y señoritas, profundidades de conocimiento que ni siquiera sospecháis, y
vosotros os sentís orgullosos y satisfechos con vuestros logros superficiales.
Si supierais más de lo que conocéis ahora, entonces os convenceríais de que
sabéis muy poco. HHD 108.2
Dios demanda de vosotros
esfuerzos intelectuales vigorosos y fervientes, y debido a todo esfuerzo
decidido, vuestras facultades se fortalecerán. Vuestra obra será entonces
siempre agradable, porque sabréis que estáis progresando. Podéis acostumbraros
a movimientos lentos, inciertos e irresolutos, de tal modo que la obra de
vuestra vida no sea ni la mitad de lo que debiera ser; o, con los ojos fijos en
Dios, y vuestra alma fortalecida por la oración, podéis vencer esa desgraciada
lentitud y ese disgusto por el trabajo, y preparar vuestra mente para pensar
con rapidez, y emprender esfuerzos decididos en el momento adecuado.—Manuscrito 24, 1887. HHD 108.3
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