Un salvador desde la eternidad, 6 de marzo
Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los
lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación
del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Efesios 1:3-4. DNC 74.1
Desde la caída del hombre, el
Señor ha estado llevando a cabo sus designios en el plan de la redención, un
plan por el cual procura restaurar en el hombre su perfección original. Gracias
a la muerte de Cristo en la cruz, Dios recibe y perdona a cada alma arrepentida. DNC 74.2
Mientras el divino Doliente
pendía de la cruz, los ángeles lo rodeaban, y mientras lo contemplaban y oían
su clamor se preguntaban con intensa emoción: “¿No lo salvará el Señor
Jehová...?” Entonces se pronunciaron las palabras: “El Señor ha jurado y no se
arrepentirá”. El Padre y el Hijo han jurado cumplir los términos del pacto
eterno. “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. DNC 74.3
Cristo no estaba solo al
consumar el gran sacrificio. Este era el cumplimiento del pacto convenido entre
él y su Padre desde antes de la fundación del mundo. Se habían estrechado la
mano al pronunciar la solemne promesa de que Cristo llegaría a ser el fiador de
la raza humana si ésta era vencida por las sofisterías de Satanás. DNC 74.4
La salvación de la raza humana
siempre ha sido el objeto de los concilios celestiales. El pacto de
misericordia fue hecho antes de la fundación del mundo. Ha existido desde toda
la eternidad y se lo llama el pacto eterno. Tan cierto como que nunca hubo un
momento en que Dios no existiese, así de seguro nunca hubo un momento en que
manifestar su gracia a la humanidad no fuese la delicia de la mente eterna. DNC 74.5
Cuanto más consideramos este
tema, más profundo lo hallamos, y aún hay profundidades que no podemos alcanzar
al estudiar la gloria del Redentor... Los ángeles mismos desean mirar dentro de
este tema misterioso y maravilloso, la redención de la raza humana.* DNC 74.6
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