A la paciencia, piedad, 6 de marzo
Porque el ejercicio corporal
para poco es provechoso; mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa
de esta vida presente, y de la venidera. 1 Timoteo 4:8. NEV 73.1
Después de haber añadido
paciencia a la temperancia, debemos seguir ascendiendo en la escalera del
progreso, y añadir piedad a la paciencia. Este es el resultado de la paciencia.
El apóstol Pablo dijo: “Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba esperanza”. Romanos 5:3, 4. NEV 73.2
Aquí, entonces, tenemos una
nueva gracia, la piedad, que debe tener el espíritu y la semejanza de
Jesucristo. El fin que Dios persigue en todo su trato con nosotros, es
elevarnos hacia su ideal divino, y es el que persigue todo el plan de
salvación. ... La corrupción del mundo está procurando posesionarse de nuestros
sentidos; todas las influencias impías, que se advierten en todas partes, están
trabajando para mantenernos en un nivel bajo y terreno—cegando nuestras
sensibilidades, degradando nuestros deseos, debilitando nuestra conciencia, e
invalidando nuestras facultades religiosas—, al impulsarnos a prestar atención
a la naturaleza inferior. ... NEV 73.3
La preciosa escalera está para
alejarnos de todo esto. La atención es atraída hacia Dios, encima de la
escalera. La gloria de allá arriba lanza una invitación: “Venid más alto”. El
corazón es atraído. Se dan pasos ascendentes, uno después de otro. Y así vamos
ascendiendo cada vez más arriba. A cada paso que se da, la atracción se hace
mayor. Mayores y más santas ambiciones toman posesión del alma. Queda atrás la
culpa de la vida pasada. No nos atrevemos a mirar hacia abajo, hacia aquellas
cosas que durante largo tiempo envenenaron la fuente de la verdad y de la
felicidad, y despertaron el remordimiento, debilitaron y depravaron la
voluntad, y reprimieron todo impulso hacia el bien. ... NEV 73.4
El propósito de la Palabra de
Dios es inspirar esperanza, guiarnos ... a ascender paso a paso hacia el cielo,
con vigor cada vez más creciente. ... Logramos la semejanza del carácter divino
por el impartimiento de su propia gracia. ... Así como la cera recibe la
impresión del sello, también el alma recibe y retiene la imagen moral de Dios.
Somos llenados y transfigurados por su esplendor, así como la nube—que es
negra—adquiere una blancura inmaculada cuando es llenada por la luz.—Manuscrito 13, 1884, pp. 8, 9. NEV 73.5
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