Aprendamos el idioma de Canaán, 6 de marzo
Goteará como la lluvia mi
enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la
grama, y como las gotas sobre la hierba. Deuteronomio 32:2. HHD 74.1
Debemos ser testigos de Cristo;
y lo lograremos al crecer diariamente hasta la plena estatura de hombres y
mujeres en Cristo. Es nuestro privilegio crecer más y más cada día a su
semejanza. Entonces adquiriremos la facultad de expresar nuestro amor por él en
un lenguaje más elevado y puro, y nuestras ideas se ampliarán y profundizarán,
y nuestro juicio llegará a ser más sano y digno de confianza, mientras nuestro
testimonio tendrá más vida y seguridad. No debemos cultivar el lenguaje de los
terrenos y llegar a familiarizarnos de tal manera con la conversación de los
hombres, que el idioma de Canaán nos resulte nuevo y poco familiar. Debemos
aprender en la escuela de Cristo; no obstante, es manifiesto que muchos se
satisfacen con muy limitadas experiencias en su vida espiritual, porque revelan
poco conocimiento de las cosas espirituales en sus oraciones y en sus
testimonios. Hay menos buen juicio manifestado en asuntos relativos a nuestro
interés eterno, que en asuntos concernientes a nuestros negocios terrenales y
temporales. HHD 74.2
Los cristianos deben ser fieles
en la escuela de Cristo, siempre aprendiendo más del cielo, más de la Palabra y
la voluntad de Dios; más de la verdad y de cómo usar fielmente el conocimiento
que han obtenido.—The Youth’s Instructor, 28 de junio de 1894. HHD 74.3
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