La ambición
acarrea dolor, 2 de marzo
La bendición de Jehová es la
que enriquece, y no añade tristeza con ella. Proverbios 10:22. FV 69.1
“Antes de su rebelión era
Lucifer en el cielo un excelso y alto ángel inmediato en categoría al amado
Hijo de Dios. Su aspecto, lo mismo que el de los demás ángeles, era benigno y
denotaba felicidad. Su frente, alta y espaciosa, indicaba poderosa inteligencia.
Su figura era perfecta, y su porte noble y majestuoso. De su semblante
irradiaba una luz especial, que resplandecía a su alrededor con mayor esplendor
y hermosura que en torno de los demás ángeles. Sin embargo, Cristo, el amado
Hijo de Dios, tenía la preeminencia sobre todas las huestes angélicas. Era uno
con el Padre antes de que fuesen creados los ángeles.... FV 69.2
“Lucifer sentía envidia y celos
de Jesucristo. Sin embargo, cuando todos los ángeles se inclinaban ante Jesús
reconociendo su supremacía, autoridad superior y gobierno justiciero, también
se inclinaba Lucifer con ellos; pero su corazón estaba lleno de envidia y
odio.”—Testimonios Selectos 2:14. FV 69.3
“En el cielo, Lucifer deseó ser
el primero en poder y autoridad; quiso ser Dios, tener el dominio del cielo; y
con ese fin ganó a muchos ángeles para su bando. Cuando esta hueste rebelde fue
echada de los atrios de Dios, la obra de la rebelión y del egoísmo continuó en
la tierra. Tentando a nuestros primeros padres para que se entregasen a la
complacencia propia y la ambición, Satanás consiguió su caída; y desde entonces
hasta el momento presente, la satisfacción de las ambiciones humanas y de las
esperanzas y deseos egoístas, han reportado ruina a la humanidad.”—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la
Educación Cristiana, 29. FV 69.4
“El que procura glorificarse a
sí mismo, se encontrará destituido de la gracia de Dios.”—La Historia de Profetas y Reyes, 43. FV 69.5
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