“Herido
por nuestras rebeliones”, 2 de marzo
Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:4, 5. AFC
67.2
El
sincero cristiano puede ciertamente apenarse al ver la desolación que ha
efectuado el pecado; pero solo en un sentido limitado puede comprender el ser
humano la tristeza de Cristo al contemplar el pecado tal como existe... AFC
67.3
Desde
la luz de su excelsa pureza, el Redentor del mundo pudo ver que los males que
sufre la familia humana fueron provocados por las transgresiones de la ley de
Dios. Pudo rastrear hasta su origen todo motivo de sufrimiento. Leyó la triste
y terrible historia del último fin de los pecadores no arrepentidos. Sabía que
solo él podía rescatarlos del abismo en que habían caído. Solo él podía colocar
sus pies en el sendero correcto. Solo su perfección podía suplir la
imperfección de ellos. Solo él podía cubrir su desnudez con su propio manto de
justicia inmaculada. AFC 68.1
Cristo
quería salvar a todos. No podía soportar que se perdiera uno solo. ¡Oh, si la
familia humana tan solo pudiera ver los resultados del pecado en la
transgresión, violencia y crimen que existen en el mundo! ¡Si pudiera ver la
transformación de los hombres de la imagen de Dios a la semejanza de
Satanás!... AFC 68.2
Al
venir al mundo en forma humana, al convertirse en súbdito a la ley, al revelar
al hombre que él llevó sus enfermedades, sus dolores, su culpabilidad, Cristo
no se convirtió en pecador... No se encontró en él una sola mancha de pecado...
Estuvo delante del mundo como el inmaculado Cordero de Dios. Cuando lo rodeaba
la humanidad doliente, él, que estaba en la salud de la perfecta virilidad, fue
como uno afligido con ellos. Esto era esencial para que pudiera expresar su
perfecto amor por la humanidad.—Manuscrito 18, 1898. AFC
68.3
Comentarios
Publicar un comentario