El aliento del alma, 18 de marzo
Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17. MSV76 83.1
La oración es el aliento del
alma, el canal de todas las bendiciones. Mientras... el alma arrepentida ofrece
su oración, Dios ve sus luchas, considera sus conflictos y toma nota de su
sinceridad. Aplica su dedo a su pulso, y anota cada latido. No hay sentimiento
que lo conmueva, ni emoción que lo agite, ni pesar que lo ensombrezca, ni
pecado que lo manche, ni pensamiento o propósito que lo impulse, que Dios no
conozca. Esa alma ha sido adquirida a un precio infinito, y se la ama con una
devoción inalterable. MSV76 83.2
La oración al Gran Médico por
la salud del alma trae la bendición de Dios. La oración nos une los unos a los
otros y a Dios. La oración trae a Jesús a nuestro lado, y da nuevas fuerzas y
gracia fresca al alma vacilante y a punto de perecer... MSV76 83.3
Cristo, nuestro Salvador, fue
tentado en todo tal como nosotros, pero fue sin pecado. Tomó la naturaleza
humana, tomó la forma del hombre, y sus necesidades fueron las necesidades del
hombre. Tenía necesidades corporales que satisfacer, y cansancio físico del
cual aliviarse. Mediante la oración a su Padre fue fortalecido para enfrentar
el deber y la prueba. Cada día cumplía sus deberes tratando de salvar almas. Su
corazón estaba lleno de tierna simpatía por los fatigados y cansados. Dedicó
noches enteras a orar en favor de los tentados... La oración precedía y
santificaba cada acto de su ministerio... MSV76 83.4
Las noches dedicadas a la
oración que el Salvador empleó en la montaña o en el desierto, eran esenciales
a fin de prepararlo para las pruebas que tendría que enfrentar en los días
sucesivos. Sentía la necesidad de refrigerar y vigorizar el alma y el cuerpo,
para poder encarar las tentaciones de Satanás: y los que estén tratando de
vivir su vida sentirán la misma necesidad... Nos dice: “Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24. Sólo Cristo puede capacitarnos
para responder cuando dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón”. Mateo 11:29. Esto significa que cada día
tenemos que negar al yo. Cristo puede darnos la doble resolución, la voluntad
de sufrir y de librar las batallas del Señor con energía perseverante.36The Review and Herald, 30-10-1900. MSV76 83.5
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