Un yelmo para protección, 26 de enero
Dios manda que llenemos la mente con pensamientos grandes y puros.
Desea que meditemos en su amor y misericordia, que estudiemos su obra
maravillosa en el gran plan de la redención. Entonces podremos comprender la
verdad con claridad cada vez mayor, nuestro deseo de pureza de corazón y
claridad de pensamiento será más elevado y más santo. El alma que mora en la
atmósfera pura de los pensamientos santos, será transformada por la comunión
con Dios por medio del estudio de las Escrituras.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 43, 44. MGD 34.2
La mente debe ser educada y disciplinada para amar la pureza. El
amor por las cosas espirituales debe ser alentado. Sí, debe ser estimulado, si
se quiere crecer en gracia y en el conocimiento de la verdad... Los buenos
propósitos son loables, pero no tendrán valor a menos que se lleven
resueltamente a cabo. Muchos se perderán aunque esperaron y desearon ser
cristianos, pero no hicieron esfuerzos fervientes; por lo tanto, serán pesados
en la balanza y hallados faltos. La voluntad debe ejercerse en la debida
dirección diciendo: Quiero ser un cristiano
consagrado. Quiero conocer la longitud, la anchura, la altura y la profundidad
del amor perfecto. Escuchad las palabras de Jesús: “Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán hartos”. Mateo 5:6. Cristo ha hecho amplia provisión
para satisfacer el alma que tiene hambre y sed de justicia.—Joyas de los Testimonios 1:241. MGD 34.3
Debiéramos meditar en las Escrituras, pensando seria y
sinceramente en las cosas que atañen a nuestra salvación eterna. La infinita
misericordia y amor de Jesús, el sacrificio hecho por nosotros, exigen una
seria y solemne reflexión. Debiéramos espaciarnos en el carácter de nuestro querido
Redentor e Intercesor. Debiéramos procurar comprender el significado del plan
de salvación. Debiéramos meditar en la misión de Aquel que vino para salvar a
su pueblo de sus pecados. Nuestra fe y amor se fortalecerán a través de la
contemplación de los temas celestiales. Nuestras oraciones serán más y más
aceptables a Dios porque estarán más y más mezcladas con fe y amor. Serán más
inteligentes y fervorosas.—Nuestra Elevada Vocación, 115.
Comentarios
Publicar un comentario