Revelar el amor de Jesús por medio del habla,
25 de marzo
Jehová el Señor me dio lengua
de sabios, para saber hablar palabras al cansado. Isaías 50:4. SSJ 91.1
En derredor nuestro hay almas
afligidas. En cualquier parte podemos encontrarlas. Busquémoslas y digámosles
una palabra oportuna que las consuele. Seamos siempre canales por donde fluyan
las refrigerantes aguas de la compasión. SSJ 91.2
En todas nuestras relaciones
hemos de tener presente que en la experiencia ajena hay capítulos sellados en
que no penetran las miradas de los mortales. En las páginas del recuerdo hay
historias tristes que son inviolables para los ojos ajenos. Hay consignadas
allí largas y rudas batallas libradas en circunstancias críticas, tal vez
dificultades de familia que día tras día debilitan el ánimo, la confianza y la
fe. Los que pelean la batalla de la vida contra fuerzas superiores pueden
recibir fortaleza y aliento merced a menudas atenciones que sólo cuestan un
esfuerzo de amor. Para ellos, el fuerte apretón de mano de un amigo verdadero
vale más que el oro y la plata. Las palabras de bondad son tan bien recibidas
como las sonrisas de ángeles. SSJ 91.3
Hay muchedumbres que luchan con
la pobreza, obligadas a trabajar arduamente por modestos salarios, que alcanzan
apenas a satisfacer las necesidades primarias de la vida. Los afanes y las
privaciones, sin esperanza de mejora, hacen muy pesadas sus cargas. Cuando a
esto se añaden los dolores y la enfermedad, la carga resulta casi insoportable.
Oprimidos y agobiados, no saben dónde buscar alivio. Simpatícese con ellos en
sus pruebas, sus congojas y sus desengaños. Esto abrirá camino para ayudarlos.
Hábleseles de las promesas de Dios, órese con ellos y por ellos, infúndaseles
esperanza... SSJ 91.4
Cooperen con él [el Señor].
Mientras la desconfianza y la desunión llenan el mundo, tócales a los
discípulos de Cristo revelar el espíritu que reina en los cielos. Hablen como
él hablaría, obren como él obraría. Revelen continuamente la dulzura de su carácter.
Revelen aquellos tesoros de amor que son la base de todas sus enseñanzas y de
todo su trato con la humanidad. En colaboración con Cristo, los obreros más
humildes pueden pulsar cuerdas cuyas vibraciones se percibirán hasta en los
confines de la tierra y harán oír sus melodías por los siglos de la eternidad.—El Ministerio de Curación, 115, 116. SSJ 91.5
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