Obediencia, 25 de marzo
Como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino,
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir. 1 Pedro 1:14, 15. RP 95.1
¿Qué es lo que Dios exige?
Perfección, y nada menos que perfección. Pero, si fuéramos perfectos, no
deberíamos confiar en nosotros mismos. Diariamente tenemos que entender y
recordar que no podemos apoyarnos en el yo. Necesitamos aferrarnos a las
promesas de Dios con una fe vigorosa. Con una cabal comprensión de nuestra
impotencia debemos pedir el Espíritu Santo. Entonces, cuando el Espíritu actúe
no nos atribuyamos la gloria a nosotros mismos. Este Agente divino
gratuitamente cuidará de nuestro corazón con el fin de exponerlo a los
brillantes rayos del Sol de Justicia. Por intermedio de la fe seremos guardados
por el poder de Dios. RP 95.2
Cuando estemos diariamente bajo
el control de su Espíritu, seremos el pueblo que guarda los mandamientos.
Podremos mostrar al mundo que la obediencia a las órdenes divinas tiene su
recompensa ahora, y en la bendita vida futura. A pesar de nuestra profesión de
fe, el Señor, que pesa nuestras acciones, nos ve como una imperfecta representación
de Cristo. Nos dice que semejante situación no nos permite glorificarlo a él. RP 95.3
Entregar todo el ser a Dios es
más que un simple compromiso. Significa que debemos vivir y andar por la fe,
sin ánimo de confiar ni de glorificar nuestro propio yo, sino mirando a Jesús,
nuestro Abogado, Autor y Consumador de la fe. El Espíritu Santo desea obrar en
el corazón del contrito, pero nunca podrá hacer algo en los que se consideran
importantes y justos. En su propia sabiduría piensan que podrían reformarse a
sí mismos. El Espíritu de Dios puede obrar únicamente si el yo no se interpone. RP 95.4
¿En qué reside nuestra
dependencia? ¿Dónde está nuestra ayuda? La Palabra de Dios nos dice: “Más el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Juan 14:26. El Espíritu Santo está listo para
cooperar con el que está dispuesto a recibirlo y a ser enseñado por él. Todo
los que se apoyan en la verdad y son santificados por intermedio de ella, están
unidos a Cristo y en condiciones de representarlo en palabra y acción.—Manuscript Releases 12:52, 53. RP 95.5
Comentarios
Publicar un comentario