Finalmente, la verdad triunfará, 27 de marzo
“No será quitado el cetro de
Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se
congregarán los pueblos”. Génesis 49:10. CT 95.1
Hay enemistad entre Cristo y
sus seguidores y Satanás y sus súbditos. El gran conflicto entre el Príncipe de
la vida y el príncipe de las tinieblas se ha venido desarrollando y se ha
fortalecido en cada nueva generación. Realmente ardua ha sido la lucha entre el
bien y el mal, entre la verdad y el error, entre el reino de la luz y el reino
de la oscuridad. La verdad ha luchado contra el error y el error contra la
verdad. Este conflicto ha existido por miles de años... CT 95.2
La verdad como es en Jesús alcanzará
la victoria que predijo la profecía; pero según todas las apariencias humanas,
el error superará a la verdad. La mayor parte de la raza humana será arrastrada
a la idolatría. Exaltarán lo que Cristo no ha exaltado y se afanarán por
derribar la gran norma de la justicia divina... CT 95.3
“El que práctica el pecado es
del diablo; porque el diablo peca desde el principio”. Se hace referencia a
Satanás como el originador del pecado. “Para esto apareció el Hijo de Dios,
para deshacer las obras del diablo”. La primera derrota de Satanás ocurrió
cuando no logró vencer a Cristo en el desierto de la tentación... CT 95.4
“No será quitado el cetro de
Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se
congreguen los pueblos”. Esta profecía fue pronunciada por Jacob cuando
agonizaba y estaba dirigida a sus hijos. Pesó en las generaciones futuras y se
cumplió únicamente en la venida de Cristo. Él es el Apóstol y Sumo Sacerdote de
nuestra profesión. El cetro es el bastón de mando que portaban los jefes y
gobernantes como un signo de su autoridad... “No será quitado el cetro de
Judá”. La insignia de su estatus de tribu habría de permanecer. No dejaría Judá
de ser una tribu distinguida hasta la venida de Siloh... Y mantendría la
supremacía a través de todas sus adversidades hasta la primera venida de
Cristo. Sería una tribu bien definida hasta la venida de Siloh. CT 95.5
Esta profecía del agonizante
Jacob fue emitida casi mil setecientos años antes de la muerte de Cristo.
Cristo mismo habría de descorrer el velo que el ojo profético de Jacob había
trazado de la historia de su progenie.. El vio un maravilloso Consejero que
surgiría en medio de esta tribu. Era la simiente prometida, Siloh, el Enviado
de Dios, que habría de establecer el reino espiritual. Jacob vio el momento
cuando el cetro ya no estaría más en las manos de Judá. Ahora las naciones se
reunirían bajo el estandarte de Cristo. Cuando los judíos se presentaron ante
Pilato para asegurar la condena de Jesús, le dijeron: “No tenemos más rey que
César”. Y, de este modo, confesaron que el cetro ya no estaba en manos de Judá.—Manuscrito 110, 1897. CT 95.6
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