Dios usa la multiplicación al conceder dones
espirituales, 27 de marzo
Gracia y paz os sean
multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 2 Pedro 1:2. RJ 92.1
Si queremos desarrollar un
carácter que Dios pueda aceptar, debemos formar hábitos correctos en nuestra
vida religiosa. La oración diaria es algo esencial para el crecimiento en la
gracia, aun para la vida espiritual misma, como lo es el alimento temporal para
el bienestar físico. Debemos acostumbrarnos a elevar los pensamientos a menudo
a Dios en oración. Si la mente vagabundea, debemos volverla de nuevo; por un
esfuerzo perseverante, el hábito por fin se impone como algo fácil. No podemos,
por un solo momento, separarnos de Cristo con seguridad. Podemos tener su
presencia para asistirnos en cada uno de nuestros pasos, pero únicamente al
observar las condiciones que El mismo ha establecido. RJ 92.2
La religión debe convertirse en
la gran ocupación de la vida. Cualquier otra cosa debe ser considerada como
subordinada. Todas nuestras facultades, nuestra alma, cuerpo y espíritu, deben
empeñarse en la guerra cristiana. Debemos mirar a Cristo para obtener fortaleza
y gracia, y ganaremos la victoria tan seguramente como lo hizo Jesús por
nosotros. RJ 92.3
Debemos acercarnos más a la
cruz de Cristo. El arrepentimiento al pie de la cruz es la primera lección de
paz que hemos de aprender. El amor de Jesús, ¿quién puede comprenderlo? ¡Es
infinitamente más tierno y abnegado que el amor de una madre! Si queremos
conocer el valor de un alma humana, debemos mirar con fe viva a la cruz, y así
comenzar a estudiar cuál será la ciencia y el canto de los redimidos por toda
la eternidad. El valor de nuestro tiempo y nuestros talentos puede ser estimado
únicamente por la grandeza del rescate pagado por nuestra redención... RJ 92.4
La santificación es una obra
progresiva. Los pasos sucesivos, según se los presenta en las palabras de
Pedro, son los siguientes: “Poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a
vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto
fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros,
y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento
de nuestro Señor Jesucristo”. 2 Pedro 1:5-8. RJ 92.5
He aquí una conducta en virtud
de la cual se nos asegura que nunca caeremos. Los que están así trabajando
según el plan de la adición para obtener las gracias de Cristo, tienen la
seguridad de que Dios obrará según el plan de la multiplicación al concederles
los dones de su Espíritu... Por la gracia divina, todos los que quieren pueden
ascender los brillantes escalones que unen la tierra con el cielo, y por fin
con alegría y gozo perpetuo entrarán por las puertas en la ciudad de Dios.—La edificación del carácter, 94. RJ 92.6
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