Tesoro inestimable, 12 de febrero
El reino de los cielos es
semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla
preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. Mateo 13:45, 46. ELC 51.1
Cuando Cristo comparó el reino
de los cielos a una perla de gran precio deseaba llevar a cada alma a apreciar
esa perla sobre toda otra cosa. La posesión de la perla, que significa la
posesión de Cristo como Salvador personal, es un símbolo de las mayores
riquezas. Es un tesoro muy superior a cualquier riqueza terrenal... ELC 51.2
Hay algunos que están buscando,
siempre buscando, la perla de gran precio. Pero no hacen una entrega completa
de sus malos hábitos. No mueren al yo para que Cristo pueda vivir en ellos. Por
eso no encuentran la perla preciosa... Jamás experimentan paz y armonía en el
alma porque sin una entrega completa no hay descanso ni paz. Casi cristianos,
pero no plenamente cristianos, parecen estar cerca del reino de los cielos, pero
no pueden entrar allí. Casi pero no completamente salvados significa no casi
sino enteramente perdidos... ELC 51.3
En la parábola se representa al
mercader vendiendo todo lo que tenía con tal de obtener una perla de gran
precio. Esta es una hermosa ilustración de aquellos que aprecian tan altamente
la verdad que renuncian a todo lo que tienen para llegar a poseerla. Por fe
echan mano de la salvación provista para el hombre por el sacrificio del
unigénito Hijo de Dios. La justicia de Cristo, como una pura perla blanca, no
tiene defecto, culpa ni mancha. Ninguna obra humana puede mejorar las grandes y
preciosas verdades de la Palabra de Dios. No son una mezcla de verdad y error.
No presentan ninguna imperfección... ELC 51.4
La salvación, con su
inestimable tesoro comprado con sangre, es la perla de gran precio. Se puede
buscarla y hallarla. Pero todos los que realmente la hallan venderán todo lo
que tienen para comprarla.—Manuscrito 154, 1898. ELC 51.5
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