Afanado por estar en terreno ventajoso, 12 de
febrero
“Acordándonos sin cesar delante
del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor
y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”. 1 Tesalonicenses 1:3. CT 51.1
A partir de la instrucción que
se nos ha dado en el Antiguo y Nuevo Testamentos, el Señor espera que hayamos
aprendido que ni nosotros ni las personas con las que estamos relacionados,
hemos de establecer una relación estrecha con quienes sean depravados e
inmorales, corrompidos en pensamientos, palabras y acciones. Si obreros
carentes de experiencia llegan a establecer una estrecha relación con esta
clase de personas, corren el riesgo, por la contemplación, de ser transformados
a la imagen de aquéllos, y así rebajan la norma de santidad y de verdad. El
gran peligro es que la corrupción ya no sea vista en toda su vileza por
aquellos que tienen un mensaje de reforma y que la verdad se confunda con lo
común y lo banal... CT 51.2
La diferencia entre una persona
buena y una mala no siempre la causa una disposición natural bondadosa. La
bondad es el resultado del poder divino transformando a la naturaleza humana.
Al creer en Cristo la especie caída y redimida puede llegar a obtener la fe que
obra por el amor y purifica al alma de toda contaminación. Entonces se
manifiestan los atributos de la semejanza de Cristo, pues por la contemplación
de Cristo las personas llegan a ser transformadas a su misma imagen, de gloria
en gloria, de carácter en carácter... CT 51.3
No es necesario que los hombres
y las mujeres se degraden con las impías asociaciones de la comunidad que los
rodea. Aquellas personas que se sientan presionadas por circunstancias que
están más allá de su control, para que estén donde se manifiesta, profunda y
marcadamente, la maldad deben recordar que Dios y sus ángeles están con ellos.
La única seguridad que ellos tendrán estará en fijar sus ojos en Jesús, el
Autor y Consumador de la fe. Es posible que sus padres, sus madres, sus
hermanos y hermanas estén del lado del enemigo, pero ellos tendrán la certeza
de que serán guardados por el Señor. Es posible que el hecho de permanecer en
la verdad les cueste la vida, pero ellos alcanzarán la salvación mientras que
los impíos serán destruidos... CT 51.4
[Enoc] no puso su morada entre
los impíos. No se estableció en [alguna] Sodoma pensando salvarla. Se ubicó
junto con su familia donde la atmósfera fuera lo más pura posible. De ese
lugar, a veces iba a los habitantes del mundo con su mensaje recibido de Dios.
Le era penosa cada visita que hacía al mundo. Veía y entendía algo de la lepra
del pecado. Después de proclamar su mensaje, siempre llevaba de vuelta consigo
hasta su lugar de retiro a los que habían recibido la amonestación. Algunos de
ellos llegaron a ser vencedores y murieron antes que viniera el diluvio. Pero
otros habían vivido por tanto tiempo rodeados por la corruptora influencia del
pecado, que no podían soportar la rectitud. Estos no retuvieron la pureza de la
fe, sino que regresaron a sus antiguas prácticas y costumbres.—Manuscrito 42, 1900. CT 51.5
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