Los límites de la paciencia de Dios, 12 de
febrero
Tiempo es de actuar, oh Jehová,
porque han invalidado tu ley. Salmos 119:126. MGD 51.1
En una visión de noche, yo
estaba sobre una altura desde donde veía las casas sacudirse como el viento
sacude los juncos. Los edificios, grandes y pequeños, se derrumbaban. Los
sitios de recreo, los teatros, hoteles y palacios suntuosos eran conmovidos y derribados.
Muchas vidas eran destruidas y los lamentos de los heridos y aterrorizados
llenaban el espacio. MGD 51.2
Los ángeles destructores,
enviados por Dios, estaban obrando. Un simple toque, y los edificios
construidos tan sólidamente que los hombres tenían por resguardados de todo
peligro, quedaban reducidos a un montón de escombros. Ninguna seguridad había
en parte alguna... No puedo describir las escenas terribles que se
desarrollaron ante mi vista. Era como si la paciencia de Dios se hubiese agotado
y hubiese llegado el día del juicio. MGD 51.3
Entonces el ángel que estaba a
mi lado me dijo que muy pocas personas se dan cuenta de la maldad que reina en
el mundo hoy, especialmente en las ciudades grandes. Declaró que el Señor ha
fijado un tiempo cuando su ira castigará a los transgresores por su persistente
menoscabo de su ley... La soberanía de Dios, el carácter sagrado de su ley,
deben ser manifestados a los que rehúsan obstinadamente obedecer al Rey de
reyes. Los que prefieran quedar infieles habrán de ser heridos por los juicios
misericordiosos, a fin de que, si posible fuere, lleguen a percatarse de la
culpabilidad de su conducta... Aunque el divino Soberano soporte con paciencia
la maldad, no puede ser engañado, y no callará para siempre. Su autoridad y
supremacía como Príncipe del universo, deben ser reconocidas, y las justas
demandas de su ley vindicadas.—Joyas de los Testimonios 3:329, 330. MGD 51.4
Hasta la tolerancia de Dios
tiene límites, y muchos están superándolos. Han sobrepasado los límites de la
gracia, y por lo tanto Dios debe intervenir y vindicar su propio honor... MGD 51.5
Cuando el Señor salga como
vengador, vendrá también como protector de todos aquellos que hayan conservado
la fe en su pureza y se hayan mantenido sin mancha del mundo.—Ibid. 2:62, 64. (Traducción revisada.) MGD 51.6
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