La alegría es buena medicina, 12 de febrero
La relación que existe entre la mente y el cuerpo es muy íntima.
Cuando la primera está afectada, el otro simpatiza con ella. La condición de la
mente influye en la salud mucho más de lo que generalmente se cree. Muchas de
las enfermedades que padecen los hombres son resultado de la depresión mental.
Penas, ansiedad, descontento, remordimiento, sentimiento de culpabilidad,
desconfianza, todo esto menoscaba las fuerzas vitales, y lleva al decaimiento y
a la muerte. DNC 51.2
La enfermedad es muchas veces originada y reagravada por la
imaginación. Muchos hay que llevan vida de inválidos cuando podrían estar bien
si pensaran que lo están... DNC 51.3
El valor, la esperanza, la fe, la simpatía, el amor: todas estas
cosas fomentan la salud y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y alegre es
como salud para el cuerpo y fuerza para el alma. DNC 51.4
El agradecimiento, la alegría, la benevolencia, la confianza en el
amor y en el cuidado de Dios, son otras tantas incomparables salvaguardias de
la salud. DNC 51.5
Se debería mostrar el poder de la voluntad, y la importancia del
dominio propio, tanto en la conservación como en la recuperación de la salud,
el efecto depresivo y hasta ruinoso de la ira, el descontento, el egoísmo, o la
impureza, y, por otra parte, el maravilloso poder vivificador que se encuentra
en la alegría, la abnegación, y la gratitud. DNC 51.6
Hay en la Escritura una verdad fisiológica que necesitamos
considerar: “El corazón alegre es una buena medicina”. DNC 51.7
Los verdaderos principios del cristianismo abren ante todos
nosotros una fuente de inestimable felicidad. DNC 51.8
Deberíamos cultivar un estado de ánimo alegre, optimista y
apacible; porque nuestra salud depende de ello.*
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