Su vida inmaculada, 12 de febrero
Ya no hablaré mucho con
vosotros: porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí. Juan 14:30. FV 51.1
“Él es un hermano en nuestras
flaquezas, pero no en nuestras pasiones. Como ser inmaculado, su naturaleza
rechazó el mal. Soportó las luchas y la angustia del alma en un mundo de
pecado. Su humanidad hizo de la oración una necesidad y un privilegio.”—Testimonies for the Church 2:202. FV 51.2
“Al tomar sobre sí la
naturaleza humana en su condición degradada, Cristo no participó en sus pecados
en lo más mínimo. Estaba sujeto a las flaquezas y debilidades que abruman al
hombre.... Se conmovía con el sentimiento de nuestras flaquezas, y fue tentado
en todo lo que nosotros somos tentados. Y sin embargo, ‘no conoció pecado.’ fue
el cordero ‘sin mancha y sin defecto.’ Si Satanás hubiera podido inducir a
Cristo a pecar, aunque fuera en el detalle más mínimo, hubiera aplastado la
cabeza del Salvador. Pero sólo pudo tocar su calcañar. Si la cabeza de Cristo
hubiera sido dañada, la esperanza de la raza humana hubiera perecido. La ira
divina hubiera caído sobre Cristo como cayó sobre Adán. Cristo y la iglesia
hubieran quedado sin esperanza.”—The S.D.A. Bible Commentary 5:1131. FV 51.3
“Ni siquiera en el pensamiento
podía Cristo ceder al poder de la tentación.... Cristo declaró de sí mismo:
‘Viene el príncipe de este mundo, mas no tiene nada en mí.’ ... FV 51.4
“La humanidad de Cristo estaba
unida con la divinidad, y con esta fortaleza pudo resistir todas las
tentaciones que Satanás le opuso; y sin embargo, guardó su alma sin mancha de
pecado. Y este mismo poder para vencer, ofrece a cada hijo e hija de Adán que
acepta por fe los atributos de justicia de su carácter.”—The S.D.A. Bible
Commentary 7:927. FV 51.5
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