La promesa de su presencia, 10 de febrero
Que prediques la palabra; que
instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina. 2 Timoteo 4:2. CDCD 47.1
Todo el que quiera emprender
una obra de reforma enfrentará una decidida oposición. Esta tarea requiere
abnegación... CDCD 47.2
No debemos preguntar si se nos
aprecia o no. Nada tenemos que hacer con eso. Consideremos cómo trabajó Cristo.
Todo el que intente realizar alguna obra de reforma, que trate de conducir a
los pecadores a una vida de abnegación y santidad, necesitará a cada instante
la seguridad dada por Cristo después de su resurrección: “He aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20. CDCD 47.3
Tomen la Palabra. Vivan la
Palabra. Prediquen la Palabra tal como lo han hecho en lo pasado. El Señor
Jesús les ha dado la promesa de su presencia. Tórnenla; aprécienla. Ni a
ustedes ni a mí nos corresponde verificar si se aprecian o no los actos de
abnegación y sacrificio propio. CDCD 47.4
La obra de reforma requerirá
toda la fe, las lágrimas y oraciones que la inteligencia humana sea capaz de
soportar. Nuestro cometido es: Levantad la cruz y llevadla tras Jesús, luchando
siempre por manifestar el mismo espíritu que lo indujo a anhelar su bautismo de
sufrimiento en la cruz. CDCD 47.5
Cuando se puso en manos del
Salvador la copa del sufrimiento en el jardín del Getsemaní, un pensamiento
acudió a su mente: ¿Bebería de esa copa o abandonaría al mundo para que se
perdiera en sus pecados? Su sufrimiento sobrepujaba la comprensión humana.
Cuando le sobrevino la agonía, “era su sudor como grandes gotas de sangre que
caían hasta la tierra”. Lucas 22:44. La copa misteriosa tembló en sus
manos. En medio de esa crisis terrible, cuando todo estaba en juego, el ángel
poderoso que permanece junto a la presencia de Dios acudió al lado de Cristo,
no para retirar la copa que tenía en la mano sino para fortalecerlo a fin de
que la bebiera, dándole la seguridad del amor del Padre. CDCD 47.6
Cristo bebió la copa, y por
esto los pecadores pueden acudir a Dios para encontrar perdón y gracia. Pero
los que participen de la gloria de Cristo también deben participar de sus
sufrimientos... CDCD 47.7
¿Tomaremos la cruz y, mediante
una comprensión inteligente de lo que significa seguir a Cristo, practicaremos
la abnegación a cada instante?—Carta 66, del 10 de febrero de 1906, dirigida
al pastor S. N. Haskell y Sra. CDCD 47.8
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