Camina con Dios por todas partes, 10 de febrero
“Pero tienes unas pocas
personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en
vestiduras blancas, porque son dignas”. Apocalipsis 3:4. CT 49.1
Enoc caminó con el Dios
invisible. En los lugares más atestados de la tierra él era su compañero.
Recuerden esto todos los que guardan su verdad con sencillez y amor. Los
hombres más ocupados tienen más necesidad de mantener a Dios delante de ellos.
Cuando Satanás intente introducir sus insinuaciones en sus mentes, pueden
entrar en el secreto pabellón del Altísimo con sólo decir: “Así dice Jehová”.
Sus promesas serán su salvaguardia. En medio de la confusión y las presiones de
los negocios encontrarán un lugar tranquilo para descansar. Si quieren confiar
en Dios, él será su lugar de descanso. CT 49.2
Lleven a Dios con ustedes a
todas partes. La puerta está abierta para todo hijo e hija de Dios. El Señor no
está lejos del alma que lo busca. La razón por la cual muchos quedan abandonados
en el terreno de la tentación se debe a que no ponen al Señor siempre delante
de ellos. Es necesario llevar la lámpara de la vida precisamente a aquellos
lugares en que menos se piensa en Dios. Si perdemos de vista al Señor, si
nuestra fe y nuestra comunión con él se quebrantan, el alma estará ciertamente
en peligro y no se mantendrá la integridad. CT 49.3
El Señor es nuestro ayudador,
nuestra defensa. Dios ha hecho provisión para que ninguna alma que confíe en él
sea vencida por el enemigo. Cristo está con los que creen en él cuando se ven
obligados a relacionarse de cualquier manera con el mundo, y cuando se reúnen
en su casa para adorarlo. Meditemos en estas palabras: “Pero tienes unas pocas
personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en
vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de
vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su
nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”. CT 49.4
Estas palabras se dan para las
personas que aún están relacionadas con el mundo, sujetas a tentaciones e
influencias que son engañosas y alucinantes. Mientras mantengan fija su
atención en Aquel que es su sol y su escudo, las tinieblas y la oscuridad que
las rodean no dejarán una mancha ni una mácula en sus vestiduras. Caminarán con
Cristo; orarán, creerán y trabajarán para salvar a las almas que están a punto
de perecer. Están tratando de romper las ataduras con que Satanás las ha
ligado, y no serán avergonzadas si por fe hacen de Cristo su compañero. El gran
engañador presentará constantemente tentaciones y engaños para echar a perder
la obra de los seres humanos; pero si confían en Dios, si son mansos, humildes
y dóciles de corazón, si perseveran en el camino del Señor, el cielo se
regocijará porque ganarán la victoria. Dios dice: “Andará conmigo de blanco,
con vestiduras inmaculadas, porque es digno”.—Manuscrito 97, 1898. CT 49.5
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