La manifestación de la bondad divina, 11 de
febrero
Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable. 1 Pedro 2:9. CDCD 48.1
Así como la cera toma la
semejanza del sello al que se adhiere, el alma recibe y conserva la imagen
moral de Dios. Nos sentimos completos y transfigurados cuando contemplamos su
pureza y su justicia. A menos que tengamos una fe firme, constante y activa, nuestras
almas se volverán descuidadas y nuestra fe se debilitará. CDCD 48.2
El gran pecado del pueblo de
Dios en la actualidad consiste en que no aprecia el valor de las bendiciones
que Dios derrama sobre él. Servimos al Señor con corazones divididos. Albergamos
algún ídolo y rendimos culto en su altar. La verdad de Dios, si se la incorpora
a la vida y se la entrelaza con el carácter, será elevada y santa, y
santificará el alma. Dios está tratando de que, por medio de su verdad,
lleguemos a ser un pueblo separado y diferente. Este es el resultado de la
influencia de la verdad. Nuestra obediencia y devoción no se equiparan con la
luz que tenemos y los privilegios de que gozamos. La sagrada obligación que
descansa sobre nosotros de caminar como hijos de la luz, no se cumple en
nuestras vidas. Como cristianos no logramos ponernos a la altura de nuestra
elevada vocación. Hemos recibido advertencias y reprensiones de parte de Dios,
pero han ejercido influencia sobre nosotros por sólo poco tiempo, porque no
consideramos que sea la obra de nuestra vida avanzar y ascender hacia la meta
del premio de nuestra elevada vocación en Cristo Jesús. CDCD 48.3
¡Cuánto quisiera que el pueblo
de Dios comprendiera sus privilegios y entendiera, gracias a la luz que emana
de la Palabra de Dios, que seremos juzgados de acuerdo con la luz que
resplandece en nuestra senda! Todos los privilegios y oportunidades que Dios
nos ha dado, tienen el propósito de hacer de nosotros mejores hombres y
mujeres. El pueblo de Dios debe avanzar a partir de un principio bien definido,
de manera que su primer propósito sea buscar el reino de Dios y su justicia y
de allí en adelante avanzar desde la luz a una luz aún mayor. CDCD 48.4
Toda alma que realmente cree en
la Palabra de Dios lo revelará por medio de sus obras. La gran bondad de Dios
se manifiesta ampliamente en su voluntad. No pueden ser cristianos si son
negligentes en cumplir todo lo que su voluntad y su Palabra les piden que
hagan.—Carta 8, del 11 de febrero de 1887, dirigida a
los Hnos. Lockwood. CDCD 48.5
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