Qué es entregarse realmente a Dios, 4 de abril
Y esta es la vida eterna: que
te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3. RJ 100.1
No espere que se obre algún
cambio mágico en usted, sin dar los pasos que se requieren de usted mismo. La
vida debe consistir en ocuparse, con humildad, en su propia salvación con temor
y temblor, pues es Dios el que obra en usted el querer y el hacer por su buena
voluntad. No se detenga, corra por su vida... RJ 100.2
Cristo quiere que avancemos
juntos, que seamos uno con El así como El es uno con el Padre. Usted debe
depender de Dios, ser disciplinado y prepararse para la vida más elevada. Sí,
dependa de Dios; busque agradarle; sígalo, descanse obedientemente en la fuerza
de su Palabra. RJ 100.3
Obedecer cuando parece
imposible es verdadera entrega a Dios. Esto reavivará su naturaleza moral y
subyugará su orgullo. Aprenda a someter su voluntad a la voluntad de Dios, y
estará preparado para la herencia de los santos en luz.—Manuscrito 12, de 1888. RJ 100.4
Una fe común no es suficiente.
Debemos vestir el manto de la justicia de Cristo, y llevarlo en forma abierta,
valiente, decidida, exhibiendo a Cristo, sin esperar demasiado de los hombres
finitos, sino puestos los ojos en Jesús y atraídos por las perfecciones de su
carácter. Entonces, individualmente, manifestaremos el carácter de Jesús, y
será evidente que somos vigorizados por la verdad; puesto que ella santifica el
alma y mantiene cautivo cada pensamiento a la obediencia de Cristo.—Carta 14, 1891. RJ 100.5
Cada misionero tendrá que
pelear arduas batallas contra el yo, y estos combates no disminuirán en
intensidad. Pero si estamos constantemente creciendo en experiencia cristiana,
si continuamos mirando a Jesús con fe, se nos dará la fuerza para cada
emergencia. Todos los poderes y facultades de una naturaleza regenerada deberán
ser ejercitados constantemente, diariamente. Cada día tendremos ocasión de
crucificar el yo, de pelear contra la inclinación y un temperamento perverso
que arrastraría la voluntad en dirección equivocada. El reposo y el triunfo de
la victoria todavía no es nuestro, excepto cuando por fe entremos en la
victoria que Cristo ha ganado por nosotros.—Carta 4, 1892. RJ 100.6
Las promesas de Dios, aceptadas
con genuina fe, tienen una fragante influencia sobre la vida y el carácter,
haciendo que el instrumento humano refleje la imagen de lo divino... Dios obra
por su parte... impartiendo gracia a quien imparte en su vida las gracias que
le fueron dadas, al representar la genuina santificación al mundo en su propio
carácter.—Manuscrito 45, de 1900. RJ 100.7
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