Gloria indescriptible, 4 de abril
Ni nunca oyeron, ni oídos
percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él
espera. Isaías 64:4. CDCD 101.1
Usted me pide que le describa
la Nueva Jerusalén. Me rehúso definidamente a hacerlo. No tengo capacidad para
lograrlo ni siquiera aproximadamente, y le aconsejo que no intente basarse en
una idea particular que cause la impresión de que es una descripción de la
Nueva Jerusalén. La representación más elocuente de la ciudad de Dios es apenas
un intento de descripción. CDCD 101.2
Todo aquel que quiera tratar
con el invisible mundo del futuro podrá describir muchísimo mejor esas glorias
inenarrables si cita las palabras de Pablo: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que
le aman”. 1 Corintios 2:9. Creo que muchos se refieren a
las cosas sagradas como si sus facultades finitas fueran capaces de
abarcarlas... CDCD 101.3
Hay tantos que pisan tierra
santa con pies profanos, que nos obligan a ser muy cautelosos incluso cuando
les hacemos declaraciones con respecto a las cosas sagradas y eternas, porque
las ideas finitas y comunes se mezclan con lo santo y lo sagrado. El hombre
puede tratar de representar algo del cielo mediante sus facultades heredadas y
cultivadas, para finalmente hacer de todo ello sólo una confusión. CDCD 101.4
Sus facultades artísticas,
llevadas al máximo de su capacidad, caerán desfallecientes y fatigadas al
tratar de captar las cosas del mundo invisible y, no obstante, todavía habrá
una eternidad más allá. Mediante estas declaraciones quiero pedirle que me
exima de tratar de describirle cualquier cosa concerniente a las obras del gran
Artista y Maestro. CDCD 101.5
Aunque la imaginación de la
gente se extienda al máximo para tratar de concebir las glorias de la Nueva
Jerusalén, apenas estará en los umbrales del eterno peso de gloria que será la
posesión de los fieles y vencedores. Sáquese los zapatos de los pies, porque el
lugar donde se encuentra es santo. Esta es la mejor respuesta que puedo dar a
su consulta.—Carta 54, del 4 de abril de 1886, dirigida a
la Sra. de Stewart, una artista que le pidió una descripción de la Nueva
Jerusalén. CDCD 101.6
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