Buscar a Dios por sabiduría, 4 de abril
¿De dónde, pues, vendrá la
sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Job 28:20. SSJ 101.1
Tendrán que luchar con
dificultades, llevar cargas, dar consejos, hacer planes y ejecutarlos, buscando
constantemente la ayuda de Dios. Oren y trabajen, trabajen y oren; como alumnos
de la escuela de Cristo, aprendan de Jesús. SSJ 101.2
El Señor nos ha dado la
promesa: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el
cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Santiago 1:5. Es conforme a la orden de Dios
que los que llevan responsabilidades se reúnan a menudo para consultarse
mutuamente, y para orar con fervor por aquella sabiduría que sólo él puede
impartir. Hablen menos; se pierde mucho tiempo precioso en conversación que no
produce luz. Únanse los hermanos en ayuno y oración por la sabiduría que Dios
ha prometido dar liberalmente. Den a conocer a Dios sus dificultades. Díganle
como Moisés: “No puedo conducir a este pueblo a menos que tu presencia vaya
conmigo”. Luego pídanle aún más; oren con Moisés: “Te ruego que me muestres tu
gloria”. Éxodo 33:18. ¿Qué es esta gloria? El carácter
de Dios. Así lo proclamó el Señor a Moisés. SSJ 101.3
Que el alma se aferre con fe
viva a Dios. Cante la lengua sus alabanzas. Cuando se hallen reunidos, dediquen
su mente con reverencia a la contemplación de las realidades eternas. Así se
ayudarán unos a otros a ser espirituales. Cuando la voluntad de ustedes esté en
armonía con la divina, estarán en armonía unos con otros; tendrán a Cristo a su
lado como consejero. SSJ 101.4
Enoc anduvo con Dios. Así
pueden andar todos los que trabajan por Cristo. Pueden decir con el salmista:
“A Jehová he puesto siempre delante de mí. Porque está a mi diestra, no seré
conmovido”. Salmos 16:8. Mientras sientan que no tienen
suficiencia propia, su suficiencia estará en Jesús. Si esperan que todo su
consejo y sabiduría provengan de otras personas, mortales y limitadas como
ustedes, recibirán tan sólo la ayuda humana. Si se allegan a Dios para obtener
ayuda y sabiduría, él no frustrará nunca la fe de ustedes.—Obreros Evangélicos, 431, 432. SSJ 101.5
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