Poder para vencer, 16 de marzo
Estoy velando y esperando el regreso del Señor. No solamente tengo
que esperar, velar y orar sino que también debo trabajar con la mayor
diligencia. Todas las acciones de nuestra vida, nuestras transacciones
comerciales con nuestros prójimos, deben ser regidas por la ley de Dios, y bajo
ninguna circunstancia debemos apartarnos de la verdad y la justicia en nuestro
trato con los demás. El Señor no tolerará los pecados de ningún hombre que
agravie a su prójimo. Con los rostros vueltos hacia el cielo, elevando nuestras
peticiones a Dios, desarrollando un amor desinteresado por nuestros prójimos a
causa de nuestro supremo amor a Cristo Jesús, quien los compró con su propia
sangre, es como nos elevamos por encima de las tentaciones más gravosas y
sutiles. En la humilde dependencia de Dios están nuestra seguridad y poder.
“Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza”. Véase Salmos 62:5; 43:5... ATO 87.2
En todas las circunstancias debemos tratar a aquellos con quienes
nos relacionamos, que son de condición humilde, con gran deferencia y respeto,
porque tienen muy poco de lo que hace feliz la vida, y porque necesitan ayuda.
Las almas son demasiado preciosas como para ser tratadas en forma descuidada.
Son la posesión adquirida de Dios. Aquellos a quienes pasamos por alto como
inferiores. el Señor los colocará en posiciones elevadas si confían en El. ATO 87.3
La gracia de Dios alcanza a los hombres tales como son, y actúa
como agente educador usando todos los principios de los cuales depende una
educación multifacética. La influencia constante de la gracia de Dios adiestra
al alma de acuerdo con los métodos de Cristo, obrando sobre cada pasión
impetuosa, sobre todo rasgo de carácter defectuoso, mediante la influencia
modeladora del Espíritu de Cristo, hasta que un nuevo poder motivador llegue a
ser impulsado por el Espíritu Santo de Dios, de acuerdo a la semejanza del
modelo divino. ATO 87.4
Nunca olvide que los pensamientos se traducen en acciones. Las
acciones repetidas forman los hábitos, y los hábitos forman el carácter. Por lo
tanto, si se presta atención a las cosas pequeñas no hay razón para temer que
las cosas grandes lleguen a mancharse y corromperse. ATO 87.5
La Biblia debe ser la regla de conducta de la vida. Resulta
pasmoso a los ojos del universo que los hombres que enseñan la Palabra no
siempre practiquen la verdad. Pocos comprenden qué significa ser completos en
Cristo Jesús, la voluntad revelada de Dios. Su Palabra no resulta deshonrada
cuando se la introduce en la vida práctica para formar hábitos que
desarrollarán el carácter... La mansedumbre cristiana abrirá caminos por todas
partes y se salvarán almas preciosas para vida eterna. No tenemos ahora tiempo
que perder consultando con la carne; debemos aferramos del poder espiritual de
Dios y realizar las reformas antes que sea para siempre demasiado tarde.—Carta 85, del 16 de marzo de 1896, dirigida a
O. A. Olsen, presidente de la Asociación General.*
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