Nos mostró como vencer la tentación, 7 de marzo
Escrito está también: No
tentarás al Señor tu Dios. Mateo 4:7. EJ 74.1
En el desierto de la tentación
Cristo se vio frente a las grandes y principales tentaciones que asaltan a los
seres humanos. Allí se encontró, a solas, con el enemigo artero y sutil, y lo
venció. La primera gran tentación tenía que ver con el apetito; la segunda, con
la presunción; la tercera, con el amor al mundo. Satanás ha vencido a millones
tentándolos a complacer el apetito. Mediante la gratificación del gusto, el
sistema nervioso se altera y se debilita la fuerza del cerebro, haciendo
imposible el pensamiento tranquilo y racional. La mente se desequilibra. Sus
facultades más elevadas y nobles se pervierten para servir a la pasión animal,
y no se toman en cuenta los intereses sagrados y eternos. Cuando Satanás ha
logrado este objetivo, entonces puede acercarse con sus otras dos tentaciones
principales y hallar cabida fácil. Sus múltiples tentaciones se derivan de estos
tres grandes puntos principales. EJ 74.2
La presunción es una tentación
común, y cuando Satanás asalta a los seres humanos con ella obtiene la victoria
nueve veces de cada diez. Los que profesanser seguidores de Cristo y por su fe aseguran estar enrolados en
la guerra contra todo lo que es de naturaleza pecaminosa, frecuentemente se
sumergen sin pensarlo en tentaciones de las cuales se requeriría un milagro
para sacarlos sin mancha. La meditación y la oración los habría preservado e
inducido a evitar la posición crítica y peligrosa en la cual se colocaron al
concederle a Satanás una ventaja sobre ellos. Las promesas de Dios no son para
que las reclamemos irreflexivamente mientras nos apresuramos temerariamente a
entrar en el peligro, violando las leyes de la naturaleza y descuidando la
prudencia y el juicio con que Dios nos ha dotado. Esta clase de presunción es
la más flagrante de todas. EJ 74.3
A Cristo le fueron ofrecidos
los tronos y los reinos del mundo y la gloria de ellos, si tan sólo se postraba
para adorar a Satanás. Los seres humanos nunca serán probados con tentaciones
tan poderosas como las que asediaron a Cristo. Satanás se acercó con honores
mundanales, riquezas y los placeres de esta vida, y se los presentó bajo la luz
más atractiva con el fin de atraerlo y engañarlo. “Todo esto te daré—le dijo a
Cristo—, si postrado me adorares”. Mateo 4:9. Cristo rechazó a su artero enemigo
y salió victorioso... EJ 74.4
El ejemplo de Cristo se halla
delante de nosotros. El venció a Satanás, y nos mostró cómo nosotros también
podemos vencerlo. Cristo resistió a Satanás con las Escrituras. Podría haber
echado mano de su propio poder divino, y hacer uso de sus propias palabras;
pero dijo: “Escrito está”... Si las Sagradas Escrituras fueran estudiadas y
obedecidas, los cristianos serían fortalecidos para enfrentar a su astuto
enemigo... EJ 74.5
Cuando la religión de Cristo
gobierna el corazón, la conciencia la aprueba, y la paz y la felicidad reinan;
se puede estar rodeado de perplejidades y problemas, pero hay luz en el alma.
La sumisión, el amor y la gratitud hacia Dios mantienen la luz del sol en el
corazón, aunque el día pueda verse completamente nublado.—Testimonies for the
Church 4:44-47. EJ 74.6
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