El maestro enviado del cielo, 4 de marzo
Jesús les dijo: Yo soy el pan
de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá
sed jamás. Juan 6:35. HHD 72.1
La mente es la mejor posesión
que tenemos; pero debe estar preparada por el estudio, la reflexión y el
aprendizaje en la escuela de Cristo, el mejor y más auténtico Educador que el
mundo haya conocido jamás.—The Review and Herald, 6 de enero de 1885. HHD 72.2
“Yo soy el pan de vida”, el
Autor, el Alimentador y el Sustentador de la vida eterna, espiritual... Cristo
se presentó a sí mismo bajo el símil del pan celestial. Comer su carne y beber
su sangre significa recibirlo como un Maestro enviado por el cielo. Creeren él
es esencial para la vida espiritual. Los que participan del banquete de la
Palabra nunca sienten hambre, nunca padecen de sed, nunca desean ningún bien
más elevado ni más exaltado.—Manuscrito 81, 1908. HHD 72.3
El conocimiento más sublime y
verdadero se encuentra en la Palabra de Dios. Hay elocuencia en su sencillez.
Hay quienes se aferrarán a las palabras de los supuestos grandes hombres del
mundo, y querrán espaciarse en su fraseología como algo que necesitan estimar y
avaluar. Oiréis a hombres exaltando a seres humanos, ensalzando a aquellos a
quienes el mundo llama grandes. Al hacerlo, pierden de vista a Cristo en la
Palabra. Para ellos no es el todo de todos; no es el primero, el último y el
mejor en todo. Los tales necesitan sentarse a los pies de Jesús, para aprender
que conocerlo significa vida eterna.—The Youth’s Instructor, 8 de diciembre de 1898. HHD 72.4
La Biblia es nuestra guía en
las sendas seguras que conducen a la vida eterna. Dios ha inspirado a hombres
que escriban lo que nos presenta la verdad, lo que nos atraerá, y que, si lo
practicamos, nos capacitará para recibir y obtener poder moral para situarnos
entre las mentes más educadas. La mente de todos aquellos que estudien la
Palabra de Dios, se ampliará.—The Youth’s Instructor, 27 de octubre de 1898. HHD 72.5
Comentarios
Publicar un comentario